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	| DATOS DE ENMARQUE: Canarias,  por su situación,  era un lugar favorable  para los piratas, dependiendo también sus ataques, de las relaciones  políticas  que, en cada momento, España  jugaba con los distintos países. Así, las guerras de Carlos I con Francia,  en disputa por la hegemonía, o los conflictos por motivos religiosos iniciados  por Felipe II (s. XVI) contra los Países Bajos (Bélgica,  Holanda):"Prefiero perder mis Estados a gobernar sobre herejes", incrementaron  los ataques de estos países. Éstos continúan, en el siglo XVII, con Felipe  III y IV, repercutiendo en los ataques piráticos de estos países. Otro  tanto ocurre con las alianzas de España con Francia en tiempo de los Borbones  contra Inglaterra. Concretamente, la alianza de Carlos IV (finales del siglo XVIII: 1796) conllevó actuaciones temerarias de Nelson, almirante inglés, destacando la derrota de la escuadra española en  el cabo de San Vicente o la de Trafalgar (1805). |  El Descubrimiento de América y la penetración europea  hacia el Índico a través de la costa occidental africana convierten a las  Canarias en una encrucijada de rutas marítimas. Apenas avanzado el  siglo XVI, comienza el tráfico naval entre las colonias españolas de ultramar y  la metrópoli. Los barcos regresaban cargados de tesoros y especias, y sus rutas  tenían que pasar forzosamente entre las Azores y Canarias; de esta  forma, los mares de las islas son lugares de espera para las flotillas  piratas  .La  piratería en aguas de Canarias empieza en el primer tercio del siglo XVI, toma  una inusitada actividad hacia su final y continúa durante todo el siglo XVII y  XVIII, hasta su ocaso en la primera década del siglo XIX. PIRATAS FRANCESES La enemistad entre la España de Carlos V y Francia hace  que sean franceses los primeros piratas que aparezcan en las Islas. Los  corsarios galos más conocidos aquí son Juan Florín y François Le  Clerc, este último apodado «Pie de Palo», el cual saqueó e incendió  el puerto de Santa Cruz de La Palma; otras acciones similares se sucedieron en  Tazacorte y San Sebastián de La Gomera. PIRATERÍA INGLESA Al heredar Felipe II el trono español se desata la  rivalidad anglo-española. Como consecuencia, igual que en todas partes del  Imperio, las Canarias se convierten en blanco de los ataques de la piratería  inglesa. Los ataques y saqueos son tan frecuentes que el Rey se ve obligado a  fortalecer el aparato defensivo del Archipiélago. Entre las medidas  tomadas sobresalen la creación del cargo de Capitán General y el envío,  más tarde, del ingeniero italiano Torriani con la misión de levantar  torres y castillos, en aras de su mejor defensa. Muchos de éstos aún se  conservan (castillo de Guanapay, en Lanzarote). 
      
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        | Castillo de Guanapay, en Teguise, Lanzarote. Esta  fortaleza defensiva fue diseñada por el ingeniero italiano Torriani. (SG) |  Entre los piratas ingleses más conocidos y temidos  sobresalen John Poole, Cooke, John Hawkins, más conocido en las Islas  por «Aquines», que mantuvo largas relaciones comerciales, más o menos  clandestinas, con Pedro Ponte, mercader y gran propietario tinerfeño de origen  veneciano, además de Drake y Blake. El ataque de este último a  Santa Cruz de Tenerife podemos considerarlo como un intento más de Inglaterra  por apoderarse de la Isla. En este sentido hay que destacar el ataque de H. Nelson, el famoso  almirante inglés, al puerto de Santa Cruz de Tenerife, en Julio de 1797, aunque tuvo fuertes implicaciones políticas, pues España, como aliada de  Francia, estaba en guerra con Inglaterra, y la Plaza de Santa Cruz había sido  reforzada con un destacamento francés. La defensa del puerto corrió a cargo  del general Gutiérrez, y en esta acción, gloriosa para las tropas  canarias, el poderoso marino inglés hubo de retirarse no sin antes perder  un brazo y parte de sus marinos y banderas. En esta acción jugaron un papel destacado los castillos  de San Cristóbal y los fuertes de Paso Alto, así como las milicias canarias que  frustraron un intento de desembarco inglés por el lado norte de la ciudad.  Sobre la actuación del general Gutiérrez, la victoria fue suya pero en la  batalla jamás salió del castillo y su confraternización e intercambios de  regalo con los ingleses, una vez pactada la paz, levantó bastantes comentarios  desfavorables a su persona. El ataque de Nelson a Santa Cruz de Tenerife 
	   HOLANDESES Y BERBERISCOS Sus objetivos, aparte del móvil del botín, son  políticos y bélicos. A este respecto, el holandés Pieter Van der Does,  en el año 1599, comanda contra Las Palmas de Gran Canaria la operación  de mayor castigo sufrida en su historia, resultado de la cual fue  la ocupación, saqueo e incendio de la ciudad.  En esta incursión por las Islas, atacó también San Sebastián de La Gomera y  Santa Cruz de La Palma  . 
      
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        | Castillo de San Gabriel, Lanzarote. Las islas  orientales sufrieron los asaltos y saqueos de la piratería morisca. (AL) |  Por otra parte, los berberiscos azotaban las  islas desde los tiempos de la Conquista, quizás como réplica a las incursiones  punitivas que nobles y militares españoles de Canarias hacían en sus costas de  África. En el siglo XVII arrecian las expediciones berberiscas,  especialmente sobre las islas orientales. Los moriscos residentes en estas  islas, que vivían como esclavos, facilitan a sus hermanos piratas el rastreo  de los tesoros. San Sebastián de La Gomera fue otro de los puertos  insulares que soportó los ataques y saqueos de estos corsarios. Alcanzaron renombre por sus fechorías los apodados en  las Islas por «El Turquillo» y   «Cachidiablo». CONSECUENCIAS DE LA PIRATERÍA Los ataques piratas a villas y puertos con fines de  capturar tesoros o apoderarse de víveres y vinos se traducen en incendios,  saqueos y muertes, desapareciendo archivos y obras de arte. Ello obliga a militarizar  las Islas, con las consiguientes cargas sobre la población. Como medida de  precaución, las villas y poblados se asientan en lugares no visibles desde la  costa. Muchos de estos ataques se hacían con la finalidad de practicar  el contrabando con los naturales isleños; ciertos magnates canarios  debieron su fortuna a este comercio clandestino con los piratas, siendo uno de  los más conocidos los de la familia Ponte con el corsario inglés Hawkin. La  cuestión era sobrevivir en un espacio insular a medio camino entre las colonias  americanas y la metrópoli española. Otras veces, los ataques tenían  sencillamente motivaciones políticas. |