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1. ¿ CÓMO SE CONOCE EL MUNDO Y VIDA DEL GUANCHE?: EL PROCESO INVESTIGADOR

El conocimiento sobre el mundo y vida de los guanches ha supuesto manejar y relacionar noticias, crónicas, estudios históricos, estudios arqueológicos, estudios lingüísticos, estudios biantropológicos o estudios comparados.

Unas veces, el objeto de análisis es la información recogida de cronistas, viajeros, escritores e investigadores, otras veces son los grabados, e inscripciones y algunas expresiones del lenguaje originario. Otras veces es la cerámica, utensilios, viviendas o tejidos. También ha sido objeto de estudio y de inferencia: momias, huesos, vestigios astronómicos, costumbres y procedimientos usados por pastores, sistemas de juegos y de defensa, así como la propia información genética a través del ADN.

¿CÓMO SE PUEDE CONOCER EL MUNDO Y VIDA DE LOS GUANCHES?

Siempre es difícil conocer el mundo pasado. Sin embargo existen fuentes de conocimiento muy variadas. Lo que se hace es recoger trozos de una parte y de otra, juntándolos como en un rompecabezas, hasta conseguir una cierta unidad.

En el caso de los guanches, tenemos noticias directas de aventureros, conquistadores y cronistas que conocieron su forma de vida. Tenemos también noticias frescas de escritores posteriores a la Conquista que, bien a través de guanches viejos, bien a través de comentarios y tradiciones, recogieron el vivir de los aborígenes. Luego han sido, en siglos sucesivos, los historiadores los que recopilaron y ordenaron todos estos datos. Por último, están los estudios científicos de Antropología somática o corporal y de Arqueología que han venido a precisar y enriquecer los conocimientos obtenidos.

NOTICIAS DIRECTAS

Por un lado están los escasos datos escritos antes de la Conquista, siendo el más importante el de Boccacio recogiendo el relato de Nicolosso da Recco, perteneciente a la expedición de Angiolino del Tegghia, encargada por el rey de Portugal Alfonso IV (1341). Una expedición luso-florentina, en que se describe con detalle la situación de las islas, costumbres y comportamiento de sus habitantes.

Por otro lado, están fundamentalmente las informaciones elaboradas en tiempo de la Conquista. Le Canarien es el primero y más importante documento que recoge las crónicas de los conquistadores Jean Bethencourt y Gadifer de la Salle. Existen dos versiones contradictorias de estas crónicas, en elogios y defectos, como resultado del enfrentamiento que existió entre ambos conquistadores. Tradicionalmente Bontier y Le Verrier son considerados como capellanes y autores de tales crónicas.

Otras noticias de esta época son del veneciano Ca’ da mosto (1455) y del portugués Zurara (1458), que sirven de informadores a los reyes de Portugal, actuando de exploradores de nuevas áreas económicas para este país. También los conquistadores españoles, Antonio Sedeño y Gómez Escudero, dejan su testimonio escrito acerca de las costumbres de los nativos. Hay, asimismo, distintos documentos administrativos y políticos de aquella época de donde se pueden deducir diferentes aspectos de la vida guanche, por ejemplo, las actas iniciales de los Cabildos, las data (los libros de registro del reparto de tierras y agua, en los primeros momentos de la colonización, en que se aprecian conquistadores, nuevos colonos, guanches) o las propias partidas parroquiales como las de bautismo (importantes, por ejemplo, para detectar el número de esclavos).

NOTICIAS POSTERIORES A LA CONQUISTA

Probablemente han sido los datos más importantes para construir la tradicional visión de los guanches. Más tarde han venido retoques y precisiones importantes de diferentes historiadores, aunque el «grueso» nos lo han dado estos autores, pese a que muchos aspectos caigan dentro de lo que se denomina historiografía:

Thomas Nichols ([1532-1590) nacido en Gloucester, Inglaterra, Mercader de azúcar, hispanista y hereje, es el título de la biografía que escribe Alejandro Cioranescu en 1963 y que sintetiza su perfil.  En 1556 se desplazó a la isla de Tenerife como empleado de una empresa inglesa exportadora de azúcar e importadora de género textil.

El hereje informador de las 300 momias guanches

«Thomas Nichols, médico y viajero inglés ha sido tenido por uno de los más fidedignos a la hora de relatar cuestiones relativas a las momias guanches, no en vano visitó una gran necrópolis en Guímar, a la cual fue conducido por los propios guanches, en la que observó más de 300 momias envueltas en pieles de cabra cosidas con correas finamente elaboradas. Según su versión, las momias se conservaban tan bien, que podían distinguirse las orejas, los ojos, la nariz, los labios, el pelo, la barba, etc.».

Fue acusado de hereje. En 1563 pasó a Sevilla donde fue condenado a salir en camisa, con vela encendida, haciendo abjuración, prosiguiendo su encierro carcelario y desterrado de Canarias. Volvió a su país en la década de 1570.

Fray Alonso de Espinosa [1543-hacia 1602]. Nació en Alcalá de Henares. Siendo niño se trasladó con su familia a Guatemala. Allí entró en la orden dominica, viéndose influenciado por fray Bartolomé de Las Casas, el defensor de los indios, con lo que se explica su actitud comprensiva hacia los antiguos canarios.

Sobre 1579, viajó a España, pasando a Canarias seis meses después. Residió en Tenerife, La Palma y Gran Canaria, volviendo a Tenerife en 1588, donde, tras una breve estancia en La Laguna y La Orotava, ingresó en el convento de dominicos de Candelaria, en el que solicitó al obispo su permiso para investigar sobre el origen y los milagros de la imagen (1590).

Posteriormente, fue sometido a un Proceso Inquisitorial que lo tuvo bloqueado en La Palmas durante más de un año. Ya en 1594 se desplazó a Sevilla para publicar su Historia de Nuestra Señora de Candelaria. Ofrece una interesante descripción de los guanches al hablar de los milagros de la Virgen de Candelaria La fecha de su muerte se desconoce, y sobre el lugar, se deduce que no fue ni en Tenerife ni en Guatemala.

Leonardo Torriani  [1560-1628].Cremonés, ingeniero militar que estuvo al servicio de Felipe II para inspeccionar y construir puertos y fortalezas en las islas, hasta que se pasó a Portugal, donde murió. Tras su estancia en el Archipiélago, durante la década de 1580 y que alcanza el año1590, remitió a la Corte un informe técnico-militar sobre las fortificaciones existentes y un plan para la defensa de las Islas.

 Lo más valioso fue su material histórico y etnográfico.

Ingeniero italiano y con­temporáneo del anterior, que fue enviado por Felipe II, escribe un informe en que cuenta también las antiguas costumbres de los aborígenes. Su actitud resulta agria y despectiva respecto a las islas y su gente.

Fray Abreu Galindo, un nombre y una existencia enigmática. Hay investigadores que opinan que el verdadero autor era alguien «relevante en la sociedad de su época, como lo demuestran su excepcional formación cultural, sus fuentes documentales que sólo pudo tomar de archivos privados con acceso muy restringido, sus probables relaciones con Cairasco, Argote de Molina, Torriani, etc.».

En cualquier caso, escribe en 1632 La Historia de la conquista de las siete islas de Canaria. Los expertos creen que el texto empezó a redactarse en torno a 1590, unos cien años después de la conquista de Tenerife, siendo ampliado y corregido con posterioridad hasta obtener una versión definitiva probablemente en 1599. La obra presenta abundantes datos y en ella se apoyó firmemente Viera. No fue conocida hasta ser publicada ciento treinta y un años después en Inglaterra.

Con sus informes históricos y lingüísticos, recogiendo tradiciones, costumbres, personajes y acontecimientos, utilizados por los historiadores canarios desde el siglo XVII, sigue siendo de las fuentes etnohistóricas más importantes para el conocimiento del pasado guanche.

Otro tema erudito, además de la autoría, suele ser las fuentes de las que se valió el autor. Parece que este autor fue el último historiador en manejar la misma fuente que utilizó Leonardo Torriani (1590) que, según Barrios, no sería otra que la obra de un tal Dr. Troya (otro nombre enigmático), citada por el mismo Torriani, de la que tampoco ha sobrevivido ningún ejemplar hasta nuestros días.

Antonio de Viana [1578-1635]. Nacido en la ciudad de San Cristóbal de La Laguna Debió doctorarse en Medicina en la Universidad de Sevilla. Por impulso y mecenazgo del capitán Juan Guerra de Ayala compuso su extenso poema «Antigüedades de las Islas Afortunadas de La Gran Canaria,  Conquista de Tenerife y aparecimiento de la imagen de Candelaria» [Sevilla: por Bartolomé Gomes, 1604].

Una obra con mucha fantasía literaria, donde se confunde realidad, ficción y leyenda. Sin embargo, hay aspectos dignos de tener en cuenta. Es una obra que Viana empezó a redactarla cuando era un adolescente. Sólo tenía 24 años cuando pidió las licencias correspondientes para su publicación.

Pronto no tardaría en olvidar la poesía en favor de la medicina.

El texto de Viana entre la fabulación, la parcialidad y la aportación etnográfica

«El texto refleja una curiosa relación de amor y odio con su fuente principal, la Historia de Nuestra Señora de Candelaria, escrita por fray Alonso de Espinosa pocos años antes. Viana utiliza el texto del dominico para elaborar buena parte de sus versos dedicados a los usos y costumbres de los guanches, aunque eso no impide que en ocasiones lo critique con saña.

Un claro ejemplo lo encontramos en la defensa que Viana hace de la familia del mecenas de su obra, don Juan Guerra de Ayala, sobre la que Espinosa vierte comentarios inciertos, según el punto de vista del lagunero…
De todos modos, sería un error considerar la integridad del texto de Viana como una fabulación, pues recoge información de fuentes etnohistóricas de justificado prestigio e incluso ofrece algunas informaciones inéditas hasta ese momento, posiblemente extraídas del saber popular y que han podido ser verificadas con el tiempo.

Éste es el caso de algunas de las voces guanches que Viana aporta en su Poema, correspondientes a nombres tanto propios como comunes. Entre los primeros hallamos el Sigoñe ("capitán") usado para referirse al jefe militar de Benchomo. Para los comunes, guañac ("comunidad sociopolítica"), guayo ("vasallo") o sunta ("arma, maza muy gruesa"), nos sirven de ejemplo».

Néstor Bagajo.

HISTORIADORES POSTERIORES

Con más distancia en el tiempo, pero con más acopio de datos, más ordenación y más sentido crítico en la veracidad de los mismos, van apareciendo distintos autores en sucesivas épocas que recogen la historia de las islas. Los más destacados son:

Juan Núñez de la Peña [ 1641 - 1721]. Estudió latín y humanidades en el colegio de San Agustín de La Laguna. Después de recibir las órdenes menores como eclesiástico viaja hacia Toledo, donde trabaja como notario. Cuando regresa a Canarias con el obispo Bartolomé Jiménez, escribe, en 1676, con correcciones tres años después, «Conquista y antigüedades de la isla de la Gran Canaria y su descripción, con muchas advertencias de sus privilegios, conquistadores, pobladores y otras particularidades en la muy poderosa isla de Tenerife, dirigido a la milagrosa imagen de Nuestra Señora de Candelaria», en base  a los distintos datos y documentos municipales, notariales y eclesiásticos recopilados, quizás debido a su ejercicio de notario.

También confeccionó un libro con las ordenanzas municipales, importantes para conocer la vida en Canarias entonces. Igualmente,  investigó la genealogía de casi todos los apellidos del archipiélago.

La corona le pasaba  una pensión de 200 pesos por sus trabajos en el ayuntamiento de Tenerife. También le fue concedido el título de cronista general de los reinos de Castilla y León.

Tomás Arias Marín y Cubas. [Telde, 1643 - Las Palmas, 1704]. Estudió, con los franciscanos del convento de Santa María de La Antigua de Telde, filosofía. Luego se trasladó a la Universidad de Salamanca. Recibe el grado de bachiller en artes y doctor en medicina en 1663. Luego desempeña el puesto provisional de catedrático de astrología (1664-65). Regresó  a Gran Canaria en 1682, dedicándose a la medicina. Sin embargo, pasó a la posteridad por su afición a la historia de Canarias con la publicación, en 1687, de su obra «Historia de las Siete Islas de Canaria», con el gran valor de describir muchos aspectos curiosos de las costumbres de los antiguos canarios.

José Viera y Clavijo. [Realejo Alto, Tenerife, 1731 – Las Palmas de Gran Canaria, 1813].  Se le considera la figura más importante de las letras canarias. A pesar de abarcar  todos los géneros literarios,  su principal obra es Noticias de la historia general de las Islas Canarias, cuatro tomos publicados en 1772, 1773, 1776 y 1783, respectivamente. Tardó en redactarla unos veinte años y contó con una serie de amigos y corresponsales que le proporcionaron datos desde todas las islas del Archipiélago. Viera se puede considerar el memorialista de Canarias.

—1883, Agustín Millares Torres.  [Las Palmas de Gran Canaria, 1826−1896]. Historiador, novelista y músico canario, autor de la obra monumental titulada «Historia General de las Islas Canarias».

En el siglo XX destacan dos importantes personalidades, Elías Serra y A. Rumeu de Armas. Ha sido el primero, sobre todo, decisivo en la investigación de la Protohistoria de Canarias. Con su llegada a la Universidad de La Laguna en 1928 se convierte en renovador de los estudios de Historia Canaria, introduciendo nuevas técnicas y creando escuela.

Hay que citar también la erudita labor del Alejandro Cioranescu, poniendo al día e interpretando muchas de las fuentes y textos clásicos de la Historia de Canarias.

ANTROPOLOGÍA SOMÁTICA Y BIOLÓGICA

La constitución física, corporal o racial de la población guanche ha sido muy investigada, debido a la abundancia de restos y a la identificación del tipo guanche con el hombre de Cro-Magnon.

Ello provocó, hasta época reciente,  la atención de científicos de todo el mundo. Hoy día, la antropología biológica, superadora de la antropología física o racial, estudia  la evolución, adaptación y supervivencia de la especie humana, de las poblaciones o individuos en sus aspectos biológicos, especialmente, considerando la dimensión genética.

Estos estudios permiten, por ejemplo, constatar la pervivencia actual de la población guanche, así como la proporción de dotación genética por género (la herencia genética de mujeres guanches es muy superior a la de los varones). Este dato biológico queda complementado con los datos históricos (muchos varones fueron extinguidos durante la conquista o llevados fuera como esclavos, mientras que fueron pocas las mujeres castellanas que vinieron a Canarias).

Berthelot (1842) fue el primero en intuir un sistema tipológico racial y en publicar los primeros dibujos de cráneos guanches. En 1867, J. Bernard Davies expone un estudio craneométrico. En 1871, Broca compara al guanche con el hombre de Cro‑Magnon. En 1874, Quatrefage y Hany estudian el origen y los tipos de guanche. En 1874 Chil y Naranjo aporta interesantes datos a los congresos. Desde 1876 hasta su muerte en 1938, el Dr. Verneau vive entregado al estudio de la población canaria, protegido por el Ministerio de Cultura francés. Luego, desde finales del siglo pasado, son más de una decena de grandes científicos extranjeros que continúan estudiando las características de la población guanche. A partir de 1955 son decisivas las aportaciones de la Dra. Schwidetzky, de Maguncia, y el Dr. M. Fusté, de Barcelona.

Antropobiología

También conocida con el término Antropología biológica define una instancia cualitativamente superior de la antropología física (O'Rourkey y Petersen, 1983), cuyo inicio data de la segunda mitad del siglo XX. No hay unicidad de criterios con respecto a su utilización. Desde una concepción que prácticamente la asimila a la biología humana (Harrison et al, 1971) es incluida en la fundamentación del método experimental (Pucciarelli, 1974) y termina por ocupar una posición central en los estudios de variabilidad poblacional (Bennet, 1979). No obstante, se advierte una tendencia no fluctuante sino progresiva a un reemplazo terminológico y conceptual.

Hay que reconocer que la fluctuación terminológica como Antropología Física, Antropología Biológica, Biología Humana, Antropobiología, Bioantropología o Biología Antropológica es un síntoma de la propia conceptualización de la disciplina, y yo diría que de los propios temores reduccionistas y racistas.

En el marco anglosajón actual (británico y estadounidense), las principales asociaciones y publicaciones se sitúan bajo la denominación genérica de Biología Humana.

En España, Arturo Valls (1980) apuesta por el empleo del término Antropología Biológica para designar el estudio de la evolución y variabilidad biológicas del hombre.

En todo esto también influye el origen académico de los autores, balanceándose unos más sobre lo biológico, mientras otros, sobre lo antropológico.

Como se observa, se combinan los términos «antropo» y «bio». Nosotros nos decantamos por el de Bioantropología, porque el acento se pone en la antropología pero desde una perspectiva biológica.

«En general, Se suele hacer mención expresa al reconocimiento de un objeto de estudio integrador, incorporando las dimensiones socioculturales y ecológicas junto a las biológicas y evolutivas como características fundamentales en el estudio de la especie humana. Una concepción integradora de la disciplina que también es apoyada con una alta respuesta positiva al interés expresado por el desarrollo de trabajo en equipos interdisciplinares».

La antropología biológica pueden ser delimitada en cuatro grandes núcleos temáticos, que según esta perspectiva constituyen el objeto de la disciplina antropobiológica. Los referenciales a emplear son:

  1. Evolución
  2. Adaptación
  3. Filogenia
  4. Ontogenia

La combinación resultante origina cuatro enfoques:

  • Evolución Filogenética: abarca todo lo referente a la evolución homínida en su aspecto biológico y a los criterios necesarios para su compresión.
  • Evolución Ontogénica: comprende el estudio del crecimiento y desarrollo individual (como parte de la intravariación) y sus diferencias poblacionales.
  • Adaptación Filogenética: comprende al conjunto de procesos genético-adaptativos sobre poblaciones actuales y extinguidas.
  • Adaptación Ontogenénica: esta forma de adaptación se diferencia de la anterior porque las modificaciones fenotípicas a estudiar no son transmisibles a la descendencia por no afectar la constitución genética individual. Puede hablarse de adaptación extragenética o fisiológica, porque comienza con el origen del individuo y no de la población.

Existe considerable interacción entre los núcleos delimitados, dando origen a superposiciones que son especialmente críticas cuando se combina un núcleo evolutivo con un núcleo adaptativo.

 

 

Los actuales estudios de biogenética

 Estos estudios, como los realizados por el Departamento de Genética de la Universidad de La Laguna, están siendo sorprendentes, especialmente para demostrar la pervivencia genética de los antiguos guanches en los actuales canarios o su conexión con las etnias norteafricanas.

Destacan los trabajos de Nicole Maca Meyer, Jose María Larruga Riera, Matilde Arnay de la Rosa: «Composición genética de poblaciones históricas y prehistóricas humanas de las Islas Canarias», (2002). También los de Irene Fregel Lorenzo, Ana María González Matilla (2010): «La evolución genética de las poblaciones humanas canarias: determinación mediante marcadores autosómicos y uniparentales».

Entre otros autores en este campo o en otros análogos, como la momificación, están Conrado Rodríguez Martín, Mercedes Martín Oval y otros que siguen una línea similar de paleopatología como la desarrollada por el Juan Bosch Millares, como trepanación o marcadores esqueléticos.

Arqueología e Historia

Podemos distinguir tres épocas de menor a mayor rigor:

La primera hasta el año 1940, en que la recogida de material se basa en la curiosidad, pero sin un estudio serio.

La segunda, desde aquellas fechas, hasta 1970, en que se trabaja científicamente, de forma global. Fue una época devaluada, en los años posteriores, y, sin embargo, en la actualidad se reconoce como de una importante aportación.

La tercera, a partir de 1970, en que se plantea una metodología más precisa y detallista.

Características de la segunda época

Con el impulso y la orientación de Elías Serra resaltan dos entusiastas arqueólogos: Sebastián Jiménez Sánchez en las Canarias Orientales y Luis Diego Cuscoy, en las Canarias occidentales.

El primero realizó numerosas excavaciones, acumulando abundante material. El segundo, aparte de su labor exploratoria o de campo, ha sido clave para poder hoy obtener una imagen científica y divulgadora del antiguo canario.

Son muchas sus obras, pero hay dos que recogen una visión global del mundo cultural guanche: «Paleontología de las Islas Canarias» (1963) y «Los Guanches» (1968).

Lo que ha caracterizado en primer lugar a este autor, lo mismo que a Jiménez Sánchez, es en gran parte, el ser maestro de sí mismo. Lo segundo, el haber conjugado el dato concreto obtenido en el yacimiento con el contorno fisiográfico.

Lo tercero, el «humanizar» o «vitalizar» loshallazgos. Por último, el didactismo, logrando, con sus numerosos libros, artículos y la dirección del museo, desarrollar y divulgar los conocimientos sobre el mundo y la vida guanche.

Características de la tercera época

La tercera época empieza en torno al año 1970, promovido por el departamento de Arqueología de la Universidad de La Laguna, bajo la dirección del Dr. Pellicer y de la Dra. Acosta. Se manifiesta una actitud más rigurosa, más objetiva, más minuciosa en los estudios arqueológicos. Destaca el análisis de estratos en el suelo de las cuevas y de las zonas usadas por los antiguos habitantes. Así como la elaboración de la Carta Arqueológica del Archipiélago Canario.

Autores reconocidos de campos diversos

De distintos campos provienen otros autores que han ensanchado el conocimiento sobre los antiguos pobladores del Archipiélago y que no hemos mencionado. La lista sin embargo es muy larga. Con todo no resistimos el poner algunos nombres, aunque sea a modo de listín, pero que sirva, por lo menos, como testimonio de agradecimiento por su labor especializada. Destacaríamos en el mundo lingüístico y etnográfico a Juan  Álvarez Delgado y al austriaco Wölfel; en el mundo musical a Siemens Hernández; pero también habría que citar a Alcina Franch, Alzola, Amaro Lefranc (Hardisson), Beltrán, García Márquez, Hernández Benítez, Pérez de Barradas, Boch Millares (patologías y medicina), etc.

Hay un autor de finales del siglo XIX y principios del XX, con el valor de recoger la tradición oral supuestamente guanche, cuya obra no fue conocida hasta finales del siglo XX en que fue publicada. Nos referimos al médico e historiador Juan  Bethencourt Alfonso. Escribió 3 tomos dedicados a la «Historia del Pueblo Guanche». Fundó y fue director del Gabinete Científico de Santa Cruz de Tenerife.

Autores destacados desde la investigación universitaria o institucional

Hay que señalar las interesantes aportaciones de investigadores procedentes del Departamento de Arqueología de la Universidad de La Laguna y de Historia de las dos universidades canarias, como Antonio Tejera Gaspar, Manuel Lobo, Eduardo, Aznar Vallejo, Antonio Macías, Mª  del Carmen del Arco Aguilar, Rafael González Antón, Juan Francisco Mederos Navarro, Mauro Hernández, Mª de la Cruz Jiménez, Manuel Lorenzo, Dimas Martín, José Juan Jiménez, Pablo Atoche Peña, J. C. Cuenca Sanabria, José Farrujia, Jorge Onrrubia. Amelia Ramírez, R. Balbín Berhmann o P Bueno Ramírez.

La lista es mucho más amplia, considerando a investigadores especializados, autores que empiezan a descollar, incluso, autodidactas y divulgadores.

Corriendo el peligro de las omisiones, nos atrevemos a dar algunos nombres como el de Ignacio Reyes (Filología guanche), Francisco García-Talavera Casañas (Genes guanches, paleontología, apellidos canarios), J.A Belmonte, C. Esteban, M. Delgado Cabrera (Auqueoastronomía), J. Barrios García (sistema de numeración), Pablo de Luca (etimología amizigh), José M. Espinel Cejas (cálculo y juegos intelectuales tradicionales), etc.

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