Buscar
Búsqueda avanzada
  1. FISIOGRAFÍA DE CANARIAS    
 
    Índice de contenidos
    Temas relacionados
    Enmarque del tema
    Complementos
    Material multimedia
      Imágenes
      Videos
      Animaciones
 
    Léxico
    Artículos de ampliación
    Aportaciones externas
    Notas eruditas
    Orientaciones y debate
    Bibliografía
  Versión para imprimir Escuchar artículo Metadata Patrocinadores Aumentar letra Disminuir letra  


Origen y formación

Origen de las Islas

Las Islas Canarias siempre han despertado el interés muchos científicos a lo largo de la historia. Ha sido por una combinación de aspectos naturales que hacen de esta tierra un lugar singular donde los haya, y por supuesto, debido a su propio origen y estratégica localización geográfica.
Ya desde la época clásica (siglo VIII ac-siglo V ac) su existencia despertaba interés y curiosidad. Son muchas las referencias históricas que se han dado citando unas islas perdidas en el océano, situadas lejos del mundo conocido más allá de las Columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar). Todo esto fue generando un conjunto de hipótesis sobre el origen de esta tierra desconocida, alimentando la imaginación de las civilizaciones de la época con historias y relatos mitológicos. Algunos han llegado a ser tan conocidos como el mito de la Atlántida, el Jardín de las Hespérides o el de las Islas de los Bienaventurados.

A partir del siglo XIX se ha intentado interpretar el origen de Canarias de manera estrictamente científica. En un principio, destacan sobre todo dos teorías relacionadas con los continentes actuales: la de los puentes continentales y la del origen conjunto con el noroeste africano. La primera de ellas se basaba en el análisis de la flora, fauna y rocas actuales del Archipiélago. Sostenía que estuvo unida a grandes islas o continentes, aunque fuera temporalmente, permitiendo el intercambio de estos seres vivos. Sin embargo, no existen en nuestras Islas terrenos sedimentarios que apoyen esta posibilidad. Además, las especies que llegaron al Archipiélago pudieron hacerlo a través de diversos medios durante millones de años.

Esquema del mapa de la Atlántida según José Viera y Clavijo.

La teoría que explicaba el origen conjunto con el noroeste africano, se basaba en que las Islas estuvieron tiempo atrás unidas al continente, con un origen en íntima relación con los movimientos que dieron lugar a la formación de la cordillera del Atlas y Antiatlas. Esta hipótesis implicaría también la aparición en Canarias de terrenos sedimentarios y de rocas similares en los dos lugares, hecho que tampoco ha sido contrastado. La falsedad de esta teoría ha sido también reforzada por estudios del fondo marino, donde se ha observado la construcción individualizada de cada una de las Islas desde el fondo oceánico, separadas entre sí por grandes profundidades de más de 3.000 m.

Tras estas hipótesis, se realizaron nuevas investigaciones científicas que dieron lugar a las teorías actuales sobre el origen del Archipiélago. La Teoría de la deriva continental (1912) marcó un hito en la geología moderna, aunque no fue reconocida hasta 1960. Su autor, el astrónomo y meteorólogo alemán Alfred Wegener, dijo que los continentes se desplazaban sobre el fondo oceánico. Intentó dar explicación al surgimiento de los archipiélagos oceánicos, relacionando a Canarias con restos de bloques continentales que fueron quedando atrás en el desplazamiento de los continentes.

En la actualidad, ha quedado demostrado que Canarias tiene origen volcánico, inmerso en la dinámica global de la Tectónica de placas. Esta idea volcánica ya había sido planteada a lo largo del siglo XIX por científicos como Von Buch, Charles Lyell o Fritsch, aunque con escasa repercusión.

Hay diversas teorías que intentan explicar concretamente su proceso de formación y evolución, pero ninguna de ellas se ha adoptado como la única y verdadera. Esta falta de consenso entre los expertos ha sido motivado por las especiales características geológicas y geomorfológicos que poseen las Islas. Se sitúan en una zona de intraplaca, a medio camino entre corteza continental y oceánica, siendo precisamente este hecho el que provoca discusión entre los que intentan descifrar su origen. Sólo se han mantenido cuatro teorías hasta la actualidad como las más aceptadas.

Esquema de la Teoría de los bloques levantados.

La Teoría de los bloques levantados es una de las que cuenta con mayor credibilidad entre la comunidad científica, propuesta por Araña Saavedra y otros en 1976. Según esta hipótesis, las Islas se formarían hace 40 millones de años debido al choque entre la placa africana y la euroasiática, con un movimiento de compresión durante la orogenia Alpina. Con ello, se formaron cordilleras por plegamiento de materiales, como el Atlas en Marruecos, y también se fracturó la corteza oceánica en algunos puntos más débiles, dando lugar al levantamiento de bloques que conformarían la base de cada una de las Islas. Posteriormente, al cesar el movimiento de las placas litosféricas, se originó el ascenso de magma a través de las fracturas o grietas que se habían formado entre los bloques. Primero, hubo una fase de vulcanismo submarino que formó el complejo basal, y luego otra de vulcanismo subaéreo (en superficie), hace aproximadamente 20 millones de años.

Esquema de la Teoría del punto caliente.

La Teoría del punto caliente es otra de las más aceptadas. Da explicación a la formación de archipiélagos de origen volcánico que no tienen relación con bordes de placas litosféricas, que es donde se desarrolla prácticamente todo el vulcanismo de La Tierra. Wilson T., cuando estudiaba el origen del archipiélago de Hawai en 1973, dijo que en los archipiélagos de intraplaca el vulcanismo está producido por una fuente de magma llamado hot spot o punto caliente. Éste, se encuentra situada en un lugar fijo del manto terrestre, a mayor profundidad que las placas litosféricas. Al producirse el ascenso, se expulsa al exterior y se forma una isla, que se va alejando de este foco de emisión debido al desplazamiento de la placa africana de oeste a este. De esta manera, se irían formando todas las islas del archipiélago canario, siendo más antigua cuanto más alejada se encuentre del punto caliente.

La Teoría de la fractura propagante fue planteada por Anguita F. y Hernán F. en 1975. Está relacionada con la formación de la falla del Atlas Meridional, una fractura situada en el noroeste de África. Se formó por el choque de la placa africana y la euroasiática y, como consecuencia, se cree que se propagó de este a oeste hasta la zona del Archipiélago, a través del fondo oceánico. Cuando cesó el movimiento y la presión entre las placas, comenzó el ascenso puntual del magma que iría formando cada una de las Islas.

Por último, la Teoría de de los empujes ascensionales es similar a la de los bloques levantados, pero en lugar de bloques es simplemente magma. Afirma que Canarias e islas vecinas como Cabo Verde o las islas del Golfo de Guinea, son consecuencia de empujes ascendentes de magma. Cuando finaliza el movimiento entre las placas, se reactivaron focos magmáticos profundos por la expansión del fondo oceánico desde la dorsal centro-atlántica. Comienza el ascenso de los materiales volcánicos, primero produciendo un abombamiento de la corteza oceánica y luego una ruptura por donde ascendió magma, acumulándose y aflorando posteriormente a la superficie.

Formación de las Islas

La formación del Archipiélago se ha dado a través de diferentes ciclos volcánicos que se han ido desarrollando en distintas etapas temporales, desde el periodo Cretácico inferior hasta la actualidad.

Han sido agrupados en tres series, teniendo en cuenta la edad aproximada y las características de los materiales: Series Volcánicas Submarinas, Series Miocenas y Series Plio-Pleistocenas. Las primeras corresponden al vulcanismo que se dio bajo la superficie del océano, y las otras dos al vulcanismo subaéreo que conformó la superficie emergida de todo el Archipiélago.

Las Islas se organizan a través de ejes o directrices estructurales que las conectan entre sí. Fueron originadas por el ascenso de magma desde el fondo oceánico a través de ellas. Estas directrices estructurales son las responsables tanto de la situación geográfica del Archipiélago, como de su distribución y disposición del relieve. Existen tres ejes fundamentales: uno con dirección noroeste-sureste, que agrupa las islas de La Palma, Tenerife y Gran Canaria; otro con dirección noreste-suroeste, uniendo Tenerife, La Gomera y El Hierro; y otro con la misma dirección que este último, con Lanzarote y Fuerteventura. También existen algunos ejes secundarios que tienen importancia en determinadas zonas de algunas islas, con dirección norte-sur y este-oeste.
A pesar de tener el mismo origen, la diferente evolución y combinación de materiales ha hecho que cada una de las Islas posea un relieve singular exclusivo en el conjunto del Archipiélago.

La construcción de los edificios insulares comenzó con el Series Submarinas hace unos 40 millones de años Es el denominado Complejo basal, que constituye la base de las Islas, una mezcla de restos sedimentarios, lavas almohadilladas o pillow-lavas y una densa red de diques. Éste, tras el abombamiento del terreno y levantamiento del bloque insular, llegó a aflorar en algunas islas como Fuerteventura, La Gomera y La Palma. Se cree que las Islas orientales surgieron por primera vez hace 19-20 millones de años.

Costa oeste de Fuerteventura, Macizo de Betancuria. (SG).

Con las Series Volcánicas Miocenas comenzaron las primeras emisiones de materiales de proyección aérea, a lo largo de esta época geológica y comienzos del Plioceno. Se estima que para las Islas orientales y centrales comenzó hace 20-15 millones de años, y para islas como La Palma o La Gomera hace 2 millones de años. Se dieron erupciones fisurales a partir de los principales ejes estructurales de cada Isla, con dirección noroeste-sureste y noreste-suroeste. En general fueron erupciones tranquilas y con escasa explosividad, donde predominaron los derrames lávicos muy fluidos de naturaleza basáltica. Estos se fueron acumulando creciendo en altura, conformando los principales armazones de las Islas, los macizos antiguos. En Lanzarote, la actividad volcánica se concentró en Famara y Los Ajaches; en Fuerteventura, en la zona de Betancuria y el macizo de Jandía; en Gran Canaria, en la mitad occidental y centro; en Tenerife, en los macizos de Adeje, Teno y Anaga; en La Gomera y El Hierro en las zonas del noreste, y en La Palma, en su mitad norte.

Tras este ciclo o serie volcánica hubo un largo periodo de inactividad que duró aproximadamente 2 millones de años. Esto se tradujo en el desmantelamiento de parte del relieve que se ha había construido a través de procesos erosivos. En las islas más jóvenes como El Hierro, este proceso de desgaste no tuvo prácticamente repercusión en el aspecto insular. Sin embargo, en las más antiguas como Fuerteventura, el relieve ha sido arrasado debido a la acción erosiva durante mucho más tiempo.

Después de esta inactividad surgen las Series Volcánicas Pio-Pleistocenas , la segunda fase subaérea que se dio en las Islas. Se caracteriza por la emisión de lavas basálticas, pero fundamentalmente, por una mayor diversificación de los materiales emitidos, apareciendo también los de naturaleza sálica de manera importante. Este vulcanismo destaca principalmente en las islas centrales de Tenerife y Gran Canaria, con la Serie Cañadas y Serie Roque Nublo respectivamente. Es el ciclo en el que se forma casi toda la isla de El Hierro junto con el archipiélago Chinijo, constituido por los islotes de La Graciosa, Alegranza, Montaña Clara y los Roques del Este y del Oeste.

El aporte de materiales que se produce en las erupciones durante este ciclo volcánico tiende a concentrarse en zonas determinadas de las diferentes Islas. Se crea así el terreno insular que conformará prácticamente el aspecto actual del Archipiélago, excepto por las formas que se van a generar por procesos erosivos (barrancos, acantilados, etc.) o por deslizamientos (algunos valles y calderas).

La actividad volcánica de este ciclo se prolonga hasta la actualidad con el vulcanismo histórico, que es el que ha quedado registrado y documentado por el hombre a lo largo de la historia. Se ha dado exclusivamente en las islas de Lanzarote, Tenerife, La Palma y El Hierro.

Vista del Archipiélago Chinijo desde Lanzarote. (FT)
  3/6