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Los pisos de vegetación


ZONA BAJA O DE MATORRAL COSTERO

En general para todas las islas, la zona costera es un área muy degradada por la actividad humana, ya que es la zona con mejores condiciones para la urbanización. Por este motivo, la vegetación natural de estas zonas ha sufrido un importante retroceso. Esta franja costera rodea la Isla, y va desde los 0 metros hasta un límite situado entre los 300 y los 500 metros sobre el nivel del mar. Esta marca altitudinal varía según se trate de la vertiente norte o sur de la Isla. La costa norte, al ser más accidentada y húmeda, provoca las condiciones para un menor desarrollo de la vegetación típica de la zona de costa, mientras que la vertiente sur, menos accidentada y más seca, presenta un desarrollo más amplio de la flora de este piso de vegetación hasta los 500 m.

Es una zona óptima para el desarrollo de varias comunidades, adaptadas a condiciones extremas, como las psammófilas que, aunque no son muy relevantes en la Isla, están presentes en las playas arenosas del sur, como El Médano, Los Cristianos, La Caleta de Adeje, etc. Son especies adaptadas a vivir en medios arenosos, como el balancón (Traganummoquinii) o la tabaibilla (Euphorbia paralias).

Otra comunidad presente en las zonas bajas o costeras es la halófila, compuesta por especies que viven en zonas muy cercanas al mar y en sustratos arenosos o rocosos. Al vivir en zonas afectadas por la maresía, tienen mecanismos de adaptación para soportar altos contenidos en sales, acumularlas por medio de melosidades o para expulsarlas mediante glándulas especiales. Para ello presentan portes subarbustivo o arbustivo, con formas achaparradas, hojas suculentas y de reducida superficie y con melosidades y colores blanquecinos. Algunas de las especies que la forman son el salado (Schizogyne sericea), la uvilla de mar (Zygophylum fontanesii), la lechuga de mar (Astidamia latifolia) y las siemprevivas (Lymonium pectinatum, L. fructicans, L. macrophylum, etc.), endemismos canarios, y especies introducidas como el perejil de mar (Crithmum maritimum). Así mismo, una de las especies más abundantes en esta franja es el tomillo marino (Frankenia ercifolia).

Los acantilados costeros son ecosistemas más abundantes en este anillo de la Isla, donde se pueden encontrar importantes endemismos de los que, de algunos, estos barrancos son los únicos reductos donde se pueden encontrar. Por ejemplo, en el Barranco del Infierno, en Adeje, se puede encontrar una de las pocas formaciones de sauces (Salix canariensis) de la Isla.

El cardonal-tabaibal, o matorral xerófilo, se desarrolla también en la franja costera pero lejos del influjo directo de la maresía, por lo que las especies que lo forman se han adaptado a condiciones de semiaridez. Éstas se presentan en forma de arbustos de poco porte, con métodos de adaptación parecidos a los de la vegetación halófila, como el porte arbustivo o subarbustivo, la forma achaparrada y, también, hojas suculentas, entre otras características. Las especies más representativas de esta comunidad son el cardón (Euphorbia canariensis) y las tabaibas (Euphorbia balsamifera, E. regis-jubae, etc.). Pueden aparecer en comunidades separadas o formando una sola comunidad, donde las tabaibas pueden aparecer hasta los 300 m, mientras que los cardones, dispuestos en bandas discontinuas, pueden llegar hasta los 500 m.

En las zonas costeras se desarrolla una comunidad con características diferentes a las anteriores en las zonas de barrancos, donde las especies más comunes suelen ser la palmera canaria (Phoenix canariensis), el balo (Plocama pendula), diferentes tipos de bejeques (Aeonium) y verodes (Kelinia neriifolia) en las paredes rocosas, etc.

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ZONA DE BOSQUE TERMÓFILO

Según ascendemos sobre el nivel del mar, nos encontramos la zona de bosque termófilo, formado por especies arbóreas y arborescentes, constituyendo un piso de transición entre la zona costera y el piso montano. Los Acantilados de La Culata, cerca de Garachico, son una buena representación de este tipo de vegetación, que en general se encuentra muy alterado en todas las Islas. Este piso ha sido denominado también sabinar-palmeral, por ser dos de las principales especies que lo componen, aunque aparecen siempre acompañadas por numerosas especies, tanto herbáceas como arbustivas.

Sitio de Interés científico de Interián, dentro del los Acantilados de la Culata, donde se conserva la mejor muestra de bosque termófilo de la Isla. (DM)

Esta zona ha sido las más utilizada tradicionalmente para la agricultura, por lo que la vegetación potencial ha sido roturada. La palmera es la especie que más aparece, ya que tuvo un aprovechamiento por parte del agricultor. Las mejores representaciones del bosque termófilo en Tenerife se encuentran en zonas un poco más aisladas, como Teno y Anaga, y en algunos barrancos del norte de Tenerife, debido a su inaccesibilidad.

Aunque las especies varían según la orientación, las más representativas de este piso son:

  • Las sabinas (Juniperus phoenicia), que en la Isla no son muy abundantes.

  • La palmera canaria (Phoenix canariensis), que se puede observar en los valles y fondos de barrancos y en algunas laderas escarpadas, constituyendo un elemento fundamental del paisaje.

  • El sauce (Salix canariensis): es un endemismo macaronésico de pequeño tamaño (arbusto o árbol pequeño).

Flor del sauce. (AMAPCIT)
  • Los dragos (Dracaena drago), que son el símbolo vegetal de Tenerife, pudiéndose ver en grupos en las zonas del Macizo de Anaga o en el Barranco del Infierno, o dispersos, en la Comarca de Acentejo, Icod, Teno, etc. Existen ejemplares milenarios de drago, como puede ser el Drago de Icod de Los Vinos.

Drago milenario de Icod de los Vinos. (AIV)

En la zona de montaña de las islas más altas, es conveniente diferenciar entre la fachada húmeda y la seca, debida esta diferenciación a la influencia o no de los húmedos vientos alisios. En las zonas de barlovento, donde se hace eficaz el efecto de la masa de aire, la vegetación que se desarrolla es la laurisilva y el fayal-brezal, formación más conocida por monteverde. En las zonas de sotavento, fuera de la influencia de los vientos húmedos, se encuentran los pinares.

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ZONA DE BOSQUES DEL MONTEVERDE: LAURISILVA Y FAYAL-BREZAL

A partir de los 600 metros sobre el nivel del mar, en las zonas de barlovento de la Isla, encontramos el Monteverde, que incluye la laurisilva y el fayal-brezal. En la isla de Tenerife este tipo de vegetación se encuentra bien representado. Se desarrolla sólo en las zonas más húmedas del norte y noreste de la Isla, entre los 600 y 1.200 m de altura. A esta cota se instala el mar de nubes, aportando a la vegetación la ‘lluvia horizontal’, sin la cual no podría existir. Este bosque está compuesto por gran cantidad de especies de árboles, todos ellos de hojas perennes.

La laurisilva es, posiblemente, una de las formaciones arbóreas más conocidas de Canarias. Son especies de gran porte y se distinguen por sus hojas semejantes al laurel, de ahí el nombre de laurisilva (“selva de laurel”). Se caracteriza por ser una formación boscosa y densa, siempre verde y resguardada del sol. Entre las especies arbóreas que destacan en los bosques de laurisilva se encuentran el viñátigo (Persea indica), pariente del aguacate, con grandes hojas lustrosas que enrojecen antes de caer; el laurel o loro (Laurus azorica), el acebiño y el palo blanco (Picconia excelsa). Más difíciles de encontrar son el tilo (Ocotea foetens), el barbusano (Apollonias barbujana) y el mocán. La masa arbustiva de estos bosques la forman especies como el follao (Viburnum rigidum) o el peralillo (Maytenus canariensis), además de infinidad de especies de musgos y líquenes, plantas trepadoras, helechos, etc. En su compañía suele haber abundantes helechos y musgos, plantas que se comportan como epífitos (viven sobre otras plantas) y algunas lianas como la gibalbera o alicacán, la zarzaparrilla, o la corrigüela de los montes.

La formación de fayal-brezal aparece en la parte superior de la laurisilva, donde el mar de nubes comienza a remitir. Debido a esto, la insolación es mayor, por lo que se trata de una formación más abierta, donde aparecen nuevas especies. La faya (Myrica faya) y el brezo (Erica arborea) son las especies más abundantes y, a veces, las únicas de porte arbóreo en este tipo de bosque. Por ello, se denomina bosque de fayal-brezal. Esta comunidad vegetal puede existir como zona de transición natural a los pinares, tanto en las cotas altas de laurisilva, como en las marginales (zona de cambio de vertientes).

Brezo con lluvia horizontal. (AMAPCIT)

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ZONA DE BOSQUE DE PINOS

En la fachada de sotavento desde los 700 hasta los 2.300 m y en la fachada norte, por encima del Monteverde, desde los 1.200 hasta los 2.100 m de altitud, aparece el bosque de pinos. Es una formación boscosa, monótona, formada principalmente por Pino canario (Pinus canariensis), una especie muy resistente a climas adversos. Se ha adaptado a las condiciones de sequedad mediante el desarrollo de sistemas radiculares, hojas de tamaño reducido y cubiertas duras, pelosidad, savia olorosa y resinosa, semillas con cortezas duras, etc. Es una formación abierta con un sotobosque formado por especies como el escobón (Chamaecytisus proliferus), codesos (Adenocarpus foliolosus), jaras (Cistus monspeliensis), tomillos (Micromeria sp.) y poleos (Bystropogon origanifolius).

Pino canario. AIV.

En los suelos del norte de Tenerife existe un avance del pinar por fuera de su área potencial, llegando hasta lugares en zonas inferiores que debían estar ocupadas por monteverde. Esto ocurre en muchas localidades como Tacoronte, El Sauzal, Santa Úrsula, La Guancha, Icod, etc., dando lugar a bosques donde existe una mezcla de pinar y de monteverde.

El pino canario ha jugado un papel muy importante en la colonización de los terrenos arrasados por los volcanes. Es una especie resistente al fuego, gracias a lo cual todas las cumbres insulares no son en la actualidad áreas deforestadas o auténticos desiertos de rocas erosionadas. Es, también, un elemento importante en la alteración de las rocas, creando nuevas condiciones que permiten la instalación de otras plantas. Por otra parte, ha sido imprescindible en la construcción de las viviendas tradicionales de la Isla, donde la madera tiene mucha importancia (puertas, ventanas, corredores, suelos, balcones y techos artesanos). Lo más valioso es su parte vieja, la tea, símbolo de fortaleza. Su resistencia y color se los proporciona la gran cantidad de resinas que la impregnan.

Zona de pinos en la Reserva Natural Especial El Chinyero (El Tanque) afectada por el incendio del verano de 2007. (DM)

La mejor representación de pinar en la isla de Tenerife se encuentra en el Parque Natural de la Corona Forestal y, también, en otros parajes naturales como el Barranco de Herques, el Salto de las Hiedras, Barranco del Infierno, Barranco del Río, etc.

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ZONA DE MATORRAL DE CUMBRE O DE ALTA MONTAÑA

Por encima de la zona de pinar, sobre los 2.100 m, aparece la zona de alta montaña, que en la isla de Tenerife está muy bien representada, ya que tiene una altitud de 3.718 metros. A estas cotas, la vegetación ha tenido que adaptarse a las condiciones climáticas más duras, como escasez de precipitaciones que durante el invierno aparecen en forma de nieve, heladas, alta oscilación térmica, fuerte insolación con mayoría de días despejados a lo largo del año, fuertes vientos, etc.

A este nivel desaparecen las formaciones boscosas y las comunidades son de matorrales o arbustos de pequeño porte. La especie dominante es la retama del Teide (Spartocytisus supranubius), acompañada del codeso de cumbre (Adenocarpus viscosus) y otras especies. Es la zona de la Isla donde más endemismos existen, sobre todo, en las áreas donde se consigue más humedad, por lo que constituye una de las regiones florísticas de mayor interés en la Macaronesia. El único árbol que sobrevive en estas cotas es el cedro (Juniperus cedrus), del que quedan escasos ejemplares.

En el enclave de Las Cañadas del Teide aparece la hierba pajonera (Descurainia buorgeana), pequeño matorral de forma redondeada y con muchas flores amarillas, que actualmente es muy abundante por toda la zona. Otras especies menos frecuentes son el cabezón del Teide (Pterocephalus lasiospermus), la tonática (Nepeta teydea), la margarita del Teide (Argiranthemus teneriffae), el alhelí del Teide (Cheirantus scoparius), el cardo de plata (Stemmacantha cynaroides), Hierba conejera (Pterocephalus lasiospermus), etc. La especie más emblemática de este parque es el Taginaste Rojo (Echium wildpretii), que se caracteriza por su gran inflorescencia, que puede llegar a alcanzar los 2 m de altura, con sus características flores de color rojo. También, aparecen otros taginastes, como el taginaste picante o azul (Echium auberianum), que es más raro y que es endémico de esta zona. En la parte más alta de las cumbres florece la Violeta del Teide (Viola cheiranthifolia), especie de pensamiento de cumbre con flores de color malva y manchas blancas y amarillas, de gran belleza, que asciende por las laderas y escorias pedregosas hasta los 3.400 m, acompañada por algunas gramíneas como la borriza de las cumbres (Gnaphalium teideum).

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