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  COMARCA DE ABONA    
 
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Clima y Agua

Las condiciones climáticas de la comarca son las propias de las zonas meridionales de las islas occidentales. Al situarse en la vertiente de sotavento, al resguardo de los vientos dominantes, el alisio se ha acelerado al cambiar de vertiente y ha perdido humedad. Este hecho es el factor fundamental que explica la gran aridez que presenta el paisaje. La ausencia por lo tanto del mar de nubes, esa capa nubosa de estratocúmulos tan característica de la vertiente norte insular, produce una elevación de las temperaturas y una mayor insolación. Este clima se podría definir como cálido de verano seco.

El régimen de precipitaciones en esta zona es muy débil, y va disminuyendo a medida que nos acercamos a la costa. Solamente, por encima de los 1.000 metros se recogen cantidades aceptables de precipitación. Las temperaturas son elevadas, por encima de los 22ºC de media. A este régimen térmico hay que añadirle el gran número de horas de sol al año, lo que convierte a la comarca en un destino privilegiado para el turismo de masas.

Estas características climáticas, unidas a la abundancia de barrancos y a la naturaleza filtrante de los suelos, hacen que los recursos hídricos de la comarca se reduzcan a las aguas subterráneas. Mucho de los municipios, especialmente los más meridionales, Arona, San Miguel y Granadilla, se han visto obligado a importar agua desde otros lugares de la isla.

En cuanto al abastecimiento del agua, cabe destacar la importancia que tradicionalmente, y que mantienen en la actualidad, las galerías situadas en los altos de Arico y Fasnia. El agua que se saca de estas galerías, junto con las del Valle de Güímar ha ayudado considerablemente al desarrollo de los cultivos de exportación del litoral, y de manera muy
Curso de Agua en el Barranco del R�o, uno de los pocos barrancos de la isla por donde discurre frecuentemente el agua. (AA)
especial al vertiginoso desarrollo turístico. Aunque muchas galerías en la actualidad han sido abandonadas, todavía continúan algunas en funcionamiento como las galerías del Rebosadero, la Hondura de Fasnia o la de Río Plata.

Debido a esta carencia de recursos hídricos, la construcción de balsas, depósitos y presas ha sido la nota dominante en las últimas décadas. Cabe destacar en este sentido las presas de Cabo Blanco, Chayofa, Llano Azul o la del Barranco de El Río. Y balsas como las de San Isidro y la del Valle de San Lorenzo, que han permitido el abastecimiento para los cultivos de regadío, y especialmente para la gran cantidad de población que registra la comarca. En el litoral también se sitúan una serie de desaladoras como la de Las Américas y la de Granadilla, que permiten aprovechar el agua del mar.

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