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2. CONDICIONAMIENTOS GEOGRÁFICOS

 

LA SITUACION DE ISLA

El esquema mental del isleño queda condicionado por esa limitación con el mar y ese aislamiento del resto del mundo. Es frecuente oír de labios de personas sencillas esa expresión de ver lo que está más allá de las islas como un mundo casi extraterrestre: «esas tierras pa’fuera».Este aislamiento consolida la convivencia y fomenta, por otra parte la endogamia. Así mismo hay que considerar la constante del mar en la representación de cualquier paisaje terrestre. El isleño que, por ejemplo, va a Castilla, muchas veces, tiene que reaccionar ante el horizonte llano y convencerse de que aquello no es el mar, sino que continúa la tierra que nunca se acaba.

La isla «aísla». Por otra parte el aislamiento y abundancia de costas ha sido lugar propicio de recalamiento de piratas durante varios siglos. Este hecho condiciona, sin duda, en la actitud de suspicacia del isleño, que muchas veces tuvo que huir a las cuevas más inaccesibles con sus ganados y enseres escapando del saqueo de berberiscos y piratas.

Las islas, por su situación, constituyen un punto clave de tránsito entre tres continentes y por lo tanto la influencia europea, africana y americana es constante en ellas. Si se quiere buscar la procedencia de las distintas características de la personalidad básica canaria, habrá que considerar esta influencia intercontinental. El canario tiene mucho de europeo, mucho de americano.

CLIMA PRIMAVERAL

Es innecesario explicar como Canarias posee el clima más suave, el menos contrastado, el más primaveral del planeta.

Esta dulzura climática desde luego que influye en el estilo aparentemente tierno del canario. El canario parece amable, dulce. Pocas veces se ve un carácter agrio o rígido. Y cuando se encuentra, choca con ese sentido de humor, flexibilidad y ternura propio de las islas.

La ausencia de grandes contrastes estacionales y la suavidad general del clima es probablemente una de las causas de ese estilo‑calmoso o «aplatanado» como dicen desde la Península.


Otro aspecto de la influencia de ese clima benigno ha sido la vida en la calle que ha estimulado la convivencia y la comunicación.

PECULIARIDAD INSULAR

Cada isla es diferente tanto en el aspecto geográfico como humano. Hay, por supuesto, denominadores comunes, pero el grado de actividad volcánica, la situación, la abundancia de agua, el clima, etc., confieren rasgos distintivos. Fuerteventura, por ejemplo, tiene unos condicionamientos geográficos muy diferentes a los que puede tener La Palma. Y esto, sin duda, marca diferencias en el carácter y estilo de los canarios de cada una de las islas. Más aún, sabiendo que la historia ha sido distinta, especialmente, entre islas de señorío, más sometidas a la dependencia feudal y más  pobres (Fuerteventura, Lanzarote, La Gomera y El Hierro) y las realengas (Gran Canaria, La Palma y Tenerife), más ricas.

MICROCONTINENTES

Esto que ocurre entre una isla y otra ha de ser aplicado aún a cada isla en particular. Cada isla es un pequeño continente. Si de un punto donde está lloviendo nos trasladamos a pocos kilómetros, es posible que encontremos un sol resplandeciente. Igual ocurre con la vegetación, no sólo entre la sequedad del Sur y el verdor del Norte, sino que al presentar las islas, por lo general, una altitud creciente desde el nivel del mar, ello da lugar a diferentes climas y paisajes.

Todo esto es muy importante a la hora de generalizar sobre la propia cultura y la idiosincrasia del canario.

Este hecho que acabamos de reseñar nos sugiere que, así como en Canarias no hay un contraste climático estacional, si que hay un contraste climático permanente y éste es el espacial. Tal contraste climático y de paisaje, sin ninguna duda, confieren personalidades básicas contrastadas.

Y ello no sólo ocurre por la pura influencia climática, sino especialmente porque da lugar a diferentes situaciones económicas y distintas actividades humanas (zonas ricass y pobres, latifundio y minifundio, secano y regadío, diferencias de cultivo, etc.).

Así midmo, a la diferencia de escenario se ha acumulado históricamente el asentamiento de distintas poblaciones étnicas.

LAS FLORES Y EL PAISAJE

Las flores están presentes todo el año en el paisaje de las islas, condicionando la sensibilidad de los que viven en ellas. C.T.

Las flores están presentes durante todo el año en las islas. A través de la misma carretera, a ambos lados, se pueden apreciar árboles y flores. En los patios y en cualquier rincón aprovechable. Hay verdadero amor por las flores. En las fiestas y celebraciones siempre está presente la flor: hay costumbres de enramar y adornar con flores y regalos la silla del niño en su aniversario. También en Corpus se tapizan las calles con alfombras de flores. En el día de la Cruz, se suelen cubrir todas las cruces de ramas y flores. En algunos sitios, el domingo de Pascua, se enraman las calles de palmas y hayas. En la fiesta de los pueblos se trazan figuras de flores y frutos en el pórtico de las iglesias, en otras ocasiones se adornan también de flores las fuentes, etc. A los guanches ya les gustaba adornar su tagoror con flores y ramas.

La abundancia y presencia continua de plantas y flores en las islas ha influido en la alegría del ambiente y en crear una mayor sensibilidad estética.

Bonita estampa la que alguna vez se aprecia cuando el campesino, acompañado de su perro, con la azada y el saco al hombro, desciende al atardecer por la loma con su manojo de flores en la mano o quizás con un durazno primerizo para su hijo.

El paisaje, en general, es condicionador de la personalidad. Ya hemos comentado la variedad de paisaje y clima en cada isla. Ello perfila un espíritu de contrastes. Está el mar y está la lava. Está la espesura verde y están las rocas secas y escarpadas. Todo está acentuado. Todo es furor de naturaleza. El alma canaria se enciende, se apasiona, a pe­sar de esa aparente serenidad y sosiego que presenta.

CARACTER VOLCANICO Y DESAFORTUNADO DEL TERRITORIO

El paraíso que es Canarias, muchas veces es un infierno. Independientemente de lo que las erupciones volcánicas hayan modificado el terreno y, de la lucha que el hombre mismo ha mantenido por hacer cultivable esa tierra, es interesante considerar la influencia que sobre el canario tiene el peligro de erupciones volcánicas. De tarde en tarde se da este fenómeno, pero lo suficiente para marcar a través de la tradición el miedo al peligro. En el niño tinerfeño, por ejemplo, está presente el mito del Teide, que asoma su cabeza sobre la isla como un dios respetable, y que en cualquier momento puede desencadenar su ira.

Lanzarote y, sobre todo, La Palma son tierras de volcanes. Pero, junto al peligro volcánico, están los temibles huracanes que en pocos momentos derrumban y destrozan toda la plantación. ¿Hasta qué punto no ha podido estar condicionado por estos hechos el carácter melancólico del palmero y en general el del hombre de todas  las islas?

Otra terrible amenaza contra la cosecha, que en pocos días llega a destruirla, son las plagas de langostas que vienen del continente africano.

A pesar de la alegría que despierta la luminosidad, las flores y la suavidad del clima, en el fondo siempre está el peligro, la muerte, la angustia, la me­lancolía que se transmite. Es la misma situación existencial que vive todo ser humano, pero más acentuada.

Piratas, volcanes, langostas y huracanes han sido y son fenómenos que han condicionado al canario, aparte de la melancolía, en una actitud de escepticismo, suspicacia y miedo. Pero, ¿es el canario, en realidad, suspicaz? La verdad es que habría que matizar este término.

Hay una suspicacia del que se cree superior. Es una suspicacia de grandeza y orgullo. Y desencadena una agresividad activa cuando cree que se le empaña esta superioridad imaginada. Existe, por otra parte, una suspicacia producto de un sentimiento de inferioridad, de un sentimiento de impotencia, de la experiencia de sentirse aplastado. Es una suspicacia que produce quejas silenciosas y una agresividad que se entierra. Sin embargo, de vez en cuando, hay una gran explosión agresiva, como la erupción de un volcán.

De este segundo tipo es la suspicacia y agresividad canaria. Pero lo que no se puede es considerar como únicos los condicionamientos señalados. Hay otras razones históricas que han contribuido a ese espíritu suspicaz, pero al mismo tiempo de sufrimiento y resignacion.

LA SEQUEDAD Y LO ABRUPTO DEL SUELO

La escasez de agua ha dado lugar a una lucha tenaz del canario por conseguirla, para ello ha penetrado kilómetros y kilómetros a través de «galerías» y pozos, en las entrañas de la tierra.

En esta búsqueda del agua, en la conservación de la humedad del suelo con cubiertas de arena; en el sorribo del terreno volcánico; en el traslado de tierras de un lugar a otro; en el aprovechamiento del cultivo en los lugares más inaccesibles; en la lucha contra el viento con cables y muretes; etc., se pone en evidencia el esfuerzo tenaz del hombre canario. Sin duda que el hombre canario es trabajador, a pesar de que se le ha tachado de «aplatanado», aunque este epíteto hace más bien referencia a su actitud calmosa y tranquila que a su ociosidad. Esto es cierto. El canario no tiene el nerviosismo e inquietud ante las cosas que muestra el peninsular. Su actitud ante la vida es más serena: «Bueno, ¿qué vamos a ha­cer?» o «deja ver» son expresiones que manifiestan el tomarse las cosas con «filosofía», con resignación. Sin duda que implica un cierto estoicismo. Estoicismo, no sabemos si derivado de esa experiencia calamitosa de volcanes, huracanes y piratas o de una experiencia de conquista de casi un siglo o de una colonización y caciquismo de varios. Aunque en muchos casos más que hablar de estoicismo hay que hablar de dejadez, que ya de ello hablaba Espinosa, pero la explicación histórica es la misma.

El esfuerzo tenaz del canario le ha permitido sacar fruto a una tierra que se muestra inhóspita. E.R.

En relación con la escasez del agua hay un fenómeno cultural distintivo que es la atención por la limpieza, especialmente corporal. Esto quizás hoy no resulta muy sorprendente porque las medidas higiénicas se han hecho extensivas con el desarrollo económico. Pero hace años sí que resultaba notoria la práctica higiénica de los canarios. Ello puede que sea consecuencia también del influjo que Inglaterra ha ejercido en estas islas y, en general, la influencia ejercida por la burguesía comercial.

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