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  3. HIDROGRAF�A DE CANARIAS    
 
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Molinos de agua en Canarias

En el archipi�lago canario ha sido fundamental el aprovechamiento de aguas subterr�neas debido a la escasez de r�os, de flujos permanentes y de precipitaciones. �En ocasiones, se ha sabido explotar este recurso con maestr�a gracias a la impermeabilidad de las rocas, manteniendo en presas y embalses el agua de lluvia que discurre por sus barrancos. Pero en otros lugares, el agua se infiltra y pasa a formar parte del acu�fero, por lo que para obtener el l�quido elemento se han tenido que excavar pozos y galer�as. �stas construcciones llevan aparejadas todo un sistema hidr�ulico de canalizaci�n y dep�sitos para transportar el preciado bien hasta las zonas de cultivo. Pero hoy en d�a, salvo excepciones, han quedado como vestigio de un pasado agroindustrial puntero, sobretodo de los siglos XVI y XVII.

Uno de los elementos m�s caracter�sticos de todo este sistema hidr�ulico y desconocido para muchos, son los molinos de agua. Por ello, con este complemento se pretende dar a conocer, en pocas palabras, qu� son, para qu� serv�an y c�mo funcionaban.

Molino �La M�quina�, en La Orotava, Tenerife. (SG)

Los molinos de agua constituyeron un elemento b�sico en la alimentaci�n y en la econom�a de muchas familias canarias, desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XX. �Ya eran conocidos unos dos siglos antes del nacimiento de Cristo, pero su aplicaci�n de forma habitual y sistematizada no se produce hasta el siglo III o IV� . Fueron vitales en las �pocas de hambruna que se dieron tras los grandes periodos b�licos (I y II Guerra Mundial y la Guerra Civil Espa�ola), los cuales provocaron la reducci�n de los productos importados que llegaban al Archipi�lago. Se trata de una infraestructura agroindustrial que se usaba para la obtenci�n de harina y gofio a partir de la molienda de grano tostado, fundamentalmente de �millo� o ma�z y trigo. Sirvi� como complemento de la industria azucarera que se dio en Canarias. Empleaba la fuerza del agua que, conducida por atarjeas o acequias hasta el molino, impulsaba una rueda que a su vez, mov�a la piedra de moler.

Comenzaron a construirse con los primeros grupos humanos que se fueron asentando en las Islas tras la Conquista. Se buscaron lugares con abundante disponibilidad de agua para facilitar las necesidades b�sicas, fundamentalmente en las vertientes norte de las Islas.

Los molinos se dispusieron en lugares con fuerte pendiente, alineados y conectados entre s� para que el agua pasara de uno a otro. Parte del caudal que discurr�a por ellos se desviaba hacia chorros, estanques, aljibes, tanquillas, etc., para consumo dom�stico y aprovechamiento agr�cola. Adem�s, se le un�a agua procedente de �sangraderas� o �aliviaderos�, que eran los canales por donde se desviaba el exceso.

Lavaderos junto al molino de Arafo (SG)

Tambi�n llegaba agua a lavaderos populares que sol�an estar cerca o junto al molino. �stos, no s�lo constitu�an lugares para lavar la ropa, sino verdaderos puntos de encuentro social donde se hablaba de la actualidad del pueblo, se cantaba o incluso se �cotilleaba�.

Los molinos de agua son f�cilmente reconocibles por su aspecto externo. Los llamados molinos horizontales o de �rodezno� eran los habituales. Suelen ser de forma rectangular y escalonada, aunque algunos son circulares.� �En ellos destaca el cubo y el acueducto. El acueducto, es la estructura que mantiene en altura la atarjea o acequia que conduce el agua hasta la boca del cubo. En el interior de �ste �ltimo, por diferencia de altura (entre 6 y 9 m), el agua circula cogiendo la fuerza suficiente para impulsar la rueda que se sit�a en su interior.� Tambi�n hubo molinos sin cubo, los denominados molinos verticales. Se dieron muy poco por su mayor complejidad, pero hubo algunos en Gran Canaria, en los que la fuerza del agua era la que mov�a directamente las cucharas de la rueda. Incluso en esta misma Isla, hubo en el sur un molino mixto que funcionaba con agua y viento. En La Gomera, por ejemplo, el cubo era sustituido por el �jer�o�, una tuber�a cerrada y colocada en un �ngulo bastante elevado, cuyo recorrido comienza unos 10 � 15 m por encima del molino.

Otro elemento digno� de destacar es la casa del molinero y las dependencias del molino, que suelen estar en el mismo edificio. En ocasiones, el molinero pon�a sus productos a la venta en una peque�a tienda que era la prolongaci�n del molino. En cuanto a las dependencias, destaca la �cueva�. Era el lugar donde se encuentran las piezas que imprimen el movimiento al molino accionado por el agua, como el �rodezno� o �rueda� y la terminal del cubo, donde sal�a el agua por el �boc�n� o �boqu�n�. En un piso superior se dispon�a el resto de piezas, como la �tolva� (donde se a�ad�a el grano tostado), la piedra de moler o el �canal del gofio�, por donde sal�a hacia la �caja del gofio�.

Maquinaria del molino (dibujo: �scar L. Dom�nguez, en revista La Gaveta, n� 7, 2001)

En la actualidad y s�lo en algunos lugares se conservan restos de las piezas de la �cueva�, puesto que desde los a�os 50 y 60 del siglo XX dejaron de funcionar o empezaron a hacerlo con electricidad. El motivo fundamental fue el agotamiento progresivo de los manantiales y, en consecuencia, el encarecimiento del agua. A esto se le un�a una nueva ley de 1937, que prohib�a la venta directa de cereales a los �molinos. Posteriormente, con la dictadura del General Franco y su pol�tica de racionamiento� y control de la producci�n de trigo, se crean asociaciones de molineros en diferentes Islas con licencia para obtener harina y gofio. A partir de ese momento, los molinos comienzan exclusivamente a producir gofio, ya que la de harina pasa a tener control estatal de las harineras.

Muchos municipios canarios tienen hoy en d�a molinos de agua en buen estado de conservaci�n, incluso algunos declarados como BIC (Bien de Inter�s Cultural). Podr�an destacar algunos molinos en diferentes Islas: el de �El Regente� en Los Sauces y los de Santa Cruz (La Palma); el molino de �La Longuera� o de �Jes�s Morales� en San Sebasti�n y el de �San Pedro� en Hermigua (La Gomera); los molinos de agua de Icod, Garachico, Arafo, el de �Chacaica� en G��mar o los de �La Piedad�, �de Chano� o �La M�quina� en La Orotava (Tenerife); los de Gu�a, Valleseco, Firgas, Ingenio y La Aldea (Gran Canaria). En Lanzarote y Fuerteventura, islas en las que el agua escasea m�s a�n, los molinos no han sido de agua sino de viento. As�, se ha utilizado un recurso natural renovable y abundante en estas Islas para moler grano tostado y obtener harina y gofio.

Se hace necesario hoy en d�a divulgar y dar a conocer todas las cuestiones relacionadas con la cultura del agua en Canarias, que ha sido important�sima a lo largo de su historia. No se respeta y protege algo que no se conoce, por lo que est� en nuestras manos que infraestructuras como los molinos de agua no desaparezcan ni de su ubicaci�n hist�rica ni de la memoria colectiva.