25 de febrero de 1502. Francisco de Riberol, mercader genovés estante en Sevilla, y Constantino de Carrasco, vecino de la Gran Canaria, arriendan a Batista de Riberol y a Cristóbal de la Puebla, un ingenio de moler caña para azúcar, con sus calderas y herramientas, así de hierro como de palo, con sus casas y agua que tienen en la villa Real de Las Palmas, el cual le arriendan... con todas las casas que están alrededor de dicho ingenio, con su huerta y parrales y molino de moler pan, y tierra de pan y de cañaverales, y agua...; más le arriendan ocho esclavos, más seis acémilas. Todo desde el uno de enero de mil quinientos y tres por nueve años cumplidos; por precio cada año de 800 arrobas de buen azúcar blanco.
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