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  13. EL SIGLO XVIII EN CANARIAS    
 
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El intendente Juan Antonio de Ceballos ...

El intendente Juan Antonio de Ceballos denuncia a Felipe V la hostilidad de la sociedad tinerfe�a, encabezada por el Comandante General, a un correcto funcionamiento de las Aduanas

Enero 25, Santa Cruz de Tenerife.

Fue servido V. M., hall�ndome sirviendo la superintendencia de rentas generales en C�diz (16 de marzo de 1718), mandarme pasar de intendente a estas islas, y a don Jos� de Chaves por gobernador y capit�n general de ellas, con motivo de la novedad que se ejecut� con don Diego Navarro, que antes hab�a venido a la compra y administraci�n de estancos del tabaco, de cuenta de la real hacienda. Obedec�... y no con menos desconfianza de poder adelantar lo que se pon�a a mi cuidado, teniendo presente con las mejores noticias de cu�n antiguo era en estas islas (por una libertad consentida en todo lo comprensivo de mi intendencia) la precisa oposici�n de los capitanes generales, por separarles de las comisiones, y consiguiente todos sus dependientes, otros ministros y gente de comercio, hecha a los abusos establecidos, lo que dio aliento a la expulsi�n de Navarro... Luego que llegu� fui notando con la experiencia lo que me hab�an asegurado los informes y con cuidadoso desprecio de los desprecios que reconoc�a, y la mayor integridad, sin exponer el respeto a mayores contingencias, me he conservado en un preciso retiro de todo lo que no es de la precisa asistencia de mis dependencias... Porque en estos fraudes se interesaban todos los que interven�an en la descarga; que estos descubrimientos motivaban a desear y solicitar por todos medios la discordia con el general e intendente, persuadiendo a aqu�l que debe incluirse, como tal capit�n general, en muchas cosas dependientes de la intendencia, a fin de que sus instancias, ayudadas con otros cautelosos informes, puedan persuadir no conviene haya otro ministro; y que con esta mira proponen a la ignorancia del pueblo diferentes imposturas, desfigurando lo decoroso de la intendencia con la voz de estanquero... Por estas experimentadas y continuas desazones que, cuando no embaracen enteramente hacer el servicio, dilatan la m�s breve ejecuci�n y exponen a competencias impertinentes, me veo precisado a representar a V.M. y repetir el medio que se me ha ofrecido m�s proporcionado para obviar estas instancias, el apartar de esta isla al capit�n general, por ser la que con sus comercios ocasiona estas displicencias, nacidas de lo que llevo expresado por sus abusos; y lo que dio motivo a vivir en ella a los capitanes generales fue el tener la superintendencia de todas las rentas, dejando con este pretexto de vivir en la isla de Canaria, donde est� la Real Audiencia, de que son presidentes, y siendo m�s proporcionada por este respecto a la habitaci�n en aquella isla, en donde reside tambi�n el tribunal de la inquisici�n, y est� la iglesia catedral, no se har� extra�o se le mande pese a ella el actual capit�n general, para que �l y sus sucesores autoricen aquel tribunal y tengan con la custodia y resguardo que se necesita la isla y la ciudad, por estar m�s expuesta a invasiones de enemigos, que en otras ocasiones se ha experimentado por lo acomodado de sus playas en los desembarcos...