| 	 Acabada la conquista de San Miguel de La Palma, Alonso de Lugo se  vuelve a Castilla con el fin de conseguir pertrechos para acometer la invasión  de la isla guanche. Ya de vuelta, ultima los preparativos en Gran Canaria,  consciente de la dificultad que entrañaba la nueva y última conquista. 
	El desembarco de las huestes conquistadoras se realiza  en las playas de Añazo (actual puerto de Santa Cruz). Formaban la  expedición varios cientos de personas entre soldados y auxiliares canarios.  Desde el primer momento trabaron relaciones amistosas con los reinos de  paces: Güímar, Adeje, Abona y Anaga. Estos guanches colaboraron con  los conquistadores en la lucha contra los reinos de guerra, destacando  entre todos el mencey de Güímar. Después de rehacer una pequeña  fortaleza que existía de anteriores incursiones, subieron hasta La Laguna de Aguere sin  encontrar oposición. Asentaron el Real en el lugar que llamaron Gracia.  Aquí tuvo lugar la entrevista entre los emisarios de Alonso de Lugo y el mencey‑jefe  de la isla, Bencomo. El Adelantado exigió a éste la plena sumisión, a lo  que el mencey contestó que si venía en son de amistad fuera bienvenido, en  caso contrario que abandonara la isla, o habría lucha. 
	
	
		
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	 ALIANZAS Y RELIGIÓN 
	Para el caso guanche, los castellanos parece que      contaban previamente con varios menceyatos aliados. Si las demás islas      tenían un largo bagaje de arribos esclavistas, de otra índole comercial y      evangelizadores de los europeos, la experiencia de Tenerife en estos      contactos –sólo por ser la última- fue más larga. 
	En referencia a la religión, debe considerarse la      previa llegada legendaria de la       Virgen de Candelaria, vía marítima, que en la actualidad      es la más destacada festividad del municipio candelariero. La intensa y      añeja labor evangelizadora en la zona sur agilizó los pactos contraídos por      Pedro de Vera con los menceyatos de Güímar, Abona y Adeje (bandos de      paces), antes del inicio oficial de las operaciones militares. Estos      procesos suponían el acuerdo de respetar después la libertad de sus      respectivas comunidades, lo que era difícil de practicar por una instancia      –los conquistadores- que aspiraba a la dominación total. En los      prolegómenos de las acciones decisivas, Anaga fue el cuarto menceyato en      acceder a este particular marco de relaciones. 
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	Alonso de Lugo desoye el consejo del guanche y penetra  en el interior de la isla hasta el Valle de La Orotava en busca de  ganado y cebada pero, cuando regresaba, a la altura del barranco de  Acentejo, sus tropas caen en una emboscada tendida por los guanches. En  esta acción las tropas de Lugo sufren una fuerte derrota y la  desbandada castellana es tal, que él mismo tuvo que huir a uña de caballo para  salvar la vida. Las bajas castellanas fueron tan importantes que aquel lugar dio  nombre al actual municipio de La   Matanza de Acentejo. 
	
      
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        Mural en la entrada de La Matanza de Acentejo. (JD)  | 
        Barranco de La Matanza de Acentejo. Aquí tuvo lugar  la derrota de las tropas de Alonso Fernández de Lugo. (JD) | 
       
     
	LA SEGUNDA CAMPAÑA. BATALLA DE LA LAGUNA o AGUERE 
	Ante el descalabro de La Matanza, Alonso de Lugo marcha  a Gran Canaria; de aquí viaja a la Corte y busca refuerzos del Rey y del  duque de Medina Sidonia. 
	A fines de 1495, Alonso de Lugo realiza su segunda  gran entrada en Tenerife con nuevos bastimentos y soldados. El desembarco  se hizo otra vez en las playas de Añazo y, como medida previsora, mejora la  antigua fortaleza y manda levantar otra en Gracia. 
	Se internan en la isla. Al frente de las tropas, Alonso  de Lugo y su lugarteniente Bartolomé Estupiñán. Los guanches, con Bencomo a  la cabeza, esperan, en La   Laguna, decididos a presentar batalla al ejército invasor,  pero en esta ocasión habían escogido mal el terreno. 
	La batalla de La Laguna se libró  probablemente en noviembre de 1495. Se tienen pocas noticias sobre su desarrollo,  pero lo cierto es que los guanches sufrieron una aplastante derrota. Existen  versiones que afirman la muerte en la refriega de Bencomo y Tinguaro, líderes  del lado aborigen, pero no hay certeza sobre este hecho. 
	Los guanches supervivientes de la batalla nombraron  mencey a Bentor, hijo de Bencomo y se dispersaron por el reino de Taoro  y aledaños. Mientras, surgió una epidemia de peste que asoló a la  población guanche, que los cronistas llamaron «modorra guanche». 
  
	LA VICTORIA DE ACENTEJO 
	Resuelto el problema de los abastecimientos,  que se había presentado en el campamento de Santa Cruz, el ejército  conquistador reemprende la campaña con vista a la victoria final. Alonso de  Lugo avanza hacia el menceyato de Taoro hasta asentar el Real en el lugar  que se llamó Realejos (real pequeño). Los menceyes guanches, con lo  mejor de sus hombres, se aprestan para otra batalla, que no tardará en producirse  en un lugar próximo a donde había ocurrido la matanza de Acentejo o la victoria  guanche anterior pero, esta vez, la suerte les sería adversa. Iniciada la  lucha, los de Lugo derrotaron a los guanches, muchos de los cuales fueron inmediatamente  esclavizados. El lugar de la batalla se conoce con el nombre de La Victoria  de Acentejo (hoy municipio). 
	
	   
	
	ÚLTIMAS FASES DE LA CONQUISTA 
	Las últimas operaciones de la Conquista se limitaron a destruir los focos de resistencia que quedaban en las tierras bajas y  medias de Taoro y reinos aledaños. Son incursiones de limpieza y depredación, a  la captura de esclavos y ganado. 
	A los vencidos guanches  ya sólo les quedaba esperar el designio del conquistador, que era bastante  dramático: servir como mercancía en el tráfico esclavista. 
	Bentor y algunos de los suyos, llenos de angustia  y temor, habían buscado refugio en los riscos de Tigaiga. Una  mañana Bentor desde lo alto de un barranco se lanzó al vacío en suicidio ritual;  había preferido la muerte a la esclavitud. 
	Más adelante se organizaron patrullas para reducir  a pequeños grupos de guanches de los reinos de Icod, Daute y Adeje. A estos  últimos, a través de un desembarco en la bahía de Los Cristianos, mientras  continuaba la operación de castigo y captura. 
	
      
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        Iglesia de Santiago Apóstol , Los Realejos. Este  templo fue mandado a construir por Alonso de Lugo, en conmemoración de la  victoria sobre los últimos menceyes. (AR)  | 
       
     
	La fecha de rendición de los menceyes de Taoro,  Tegueste, Tacoronte, Icod y Daute, la celebró Alonso de Lugo con la erección en  el Realejo Alto de la iglesia de Santiago Apóstol, allá por el 25 de  julio de 1496.   
	Terminada definitivamente la Conquista, Alonso Fernández de Lugo funda la ciudad de La Laguna bajo la advocación de San Cristóbal, en la que  residirán él y sus descendientes.  |