| Los Realejos, por su condición de municipio con gran  bagaje histórico, alberga en su interior una gran cantidad de inmuebles con  características interesantes desde el punto de vista arquitectónico y  patrimonial. De hecho, en las distintas  casas que aún se conservan se pueden leer páginas de la historia del municipio;  de épocas en la que los grandes terratenientes controlaban las producciones  agrarias y elevaban grandes haciendas, moradas de gran tamaño, con  materiales y una organización espacial de la que solo podían presumir los más  ricos. Dentro de las haciendas se  encontraban asimismo las grandes casonas de los terratenientes, los denominados “los amos”, los cuales controlaban todo el territorio y la producci�n de la hacienda. Todas las que se  reparten en el municipio se ubican en entorno estratégicas y comparten una  serie de características comunes como: 
        Gran tamaño y patio central.Dos plantas.Abundancia de madera en  balcones, escaleras y corredores (cerrados o no).Dependencias para la servidumbre,  anejas o no. También para el ganado, aperos, productos del campo, etc.Lagar,  y a veces también aljibe.Muros almenados; en algunas  mansiones rodean la estancia a manera de casa fuerte. Destacamos  así las principales casonas y haciendas.  La  hacienda de Castro (o del "Mayorazgo"), es la más antigua de todas. Fue levantada por Hernando de Castro a  comienzos del siglo XVI. Se  encuentra en el Paisaje Protegido Rambla de Castro, justo al lado de la Punta  del Guindaste. El actual edificio pertenece a los siglos XVII y XVIII con  aportaciones posteriores, con restauraciones en el interior y en la fachada. Estuvo  rodeada por una admirable zona ajardinada que caía sobre el o barranco frente a  la playa de Castro. Jardines visitados y admirados por numerosos visitantes y  científicos de los siglos XVIII y XIX, como Berthelot, Leclercq, Wangüemert, entre  otros. 
        
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          | 12.20. La Hacienda de Castro es uno de los máximos exponentes de la  arquitectura canaria de los siglos XVII – XVIII en la  época de los grandes terratenientes. En la  actualidad el inmueble no tiene ningún uso público(DL) |  Asimismo, entre las  medianías y la costa aparecen múltiples haciendas, en la medida que se  trataba del lugar asentamiento de los núcleos de población y por donde  discurría antaño el Camino Real. Aunque algunas de ellas, como la situada  en la Punta del Guindaste, se encuentran entre plataneras, otras est�n dentro de la red urbana. Partiendo del límite municipal (Los Realejos-La  Orotava), a la altura de la Montaña de Los Frailes, se consigue llegar a la  calle de El Jardín en donde se encuentra la Hacienda de Poggio, interesante edificio del siglo XVIII con  ermita propia. 
        
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          | 12.21. Este inmueble de la Punta del Guindaste es un claro ejemplo de cómo  debía estar una hacienda: justo en medio de los tierras para que el amo pueda  controlar sus dominios.(MP) |  A poca distancia, se  encuentran las haciendas de San  Ildefonso y Las Canales. A la primera se accede por medio de una portada,  tras la cual se encuentra la vivienda y la pequeña ermita. La segunda, es la  más antigua de esta zona, levantada en 1503, según consta en una placa  incrustada en la pared de fachada, a pesar de que su arquitectura corresponde  al siglo XVII. Por otro lado, en el barrio de San Agustín, se encuentra la  célebre Hacienda de los Príncipes (siglo XV), cuyo primitivo edificio conoció notables transformaciones en siglos  posteriores, ampliándose su tamaño. Aunque a la fachada principal se llega  pasando el viejo portalón, junto a la ermita de San Sebastián, se puede  contemplar su desarrollo arquitectónico desde el viejo Camino de Icod El Alto,  en dirección a Tigaiga. Finalmente, en la parte alta del municipio, en la  localidd de Icod el Alto, lugar donde se conoce por primera vez el cultivo de  la papa en Canarias, destaca la Hacienda de La Pared.  Por  último, en Los Realejos también se identifican viviendas de otro estatus social, propias de habitantes que mantenían  una alta relación con el mundo rural. Estas viviendas tradicionales, de uno o dos pisos,  tienen como características comunes la presencia de un pequeño patio protegido,  una planta rectangular en forma de “L”, revestimiento de dos o cuatro aguas,  materiales de poco coste y una gran sencillez arquitectónica.  De igual manera, muchas de estas casas, como “la Casa de El Llano”, del Realejo Alto, cuentan con varias dependencias  anejas para ganado y materiales, aljibe,  cuarto de aperos, patio y  bancos de  piedra para el descanso. Finalmente, entre las distintas viviendas rurales se  halla la Casa Natal de Viera y Clavijo, también situado en el Realejo Alto, la cual es una  casa de dos plantas que conserva sólo su fachada, pues el interior se halla totalmente  transformado y adaptado a las exigencias de la habitabilidad. Una placa  colocada en la fachada recoge el nacimiento del ilustre erudito. |