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8. PERFIL PSICOLÓGICO DEL CANARIO

Como resumen y complemento de lo que llevamos dicho, exponemos los factores principales que han determinado la canariedad y las principales características psicológicas que la definen.

Condicionamientos generales

El alma canaria es producto de muchos factores, pero destacan los siguientes:

—La situación de insularidad que produce aislamiento, intercambio y acogida positiva a lo que llega de fuera.

—La suavidad del clima y los contrastes climatológicos por zonas.

—La belleza, contrastes y aridez del paisaje.

—Los imprevistos males históricos: vientos, plaga de langosta, volcanes, piratas, tributos, levas y grandes crisis económicas.

—La pobreza de recursos, el incremento demográfico, la emigración y, últimamente, el turismo.

—La incultura y el analfabetismo.

—La raza y la cultura guanche.

—La fundamental aportación e influencia española, también portuguesa y americana. Y en menor medida, inglesa.

—Las consecuencias de la Conquista: esclavitud, expropiación, cambio de dueños y de costumbres.

—Dirigismo, privilegios caciquiles y sumisión popular.

—Educación de gran influencia materna, con efusividad afectiva, con actitudes mixtas y competencia fraternal.

Todos estos y muchos más factores son los que condicionan las características que vamos a señalar.

Contrastes y diferencias

La Canariedad recoge muchos aspectos comunes a los hombres del Archipiélago, pero no hay que perder de vista las peculiaridades y diferencias de cada isla. E incluso de cada comarca. Muchas veces suelen ser más acentuadas las diferencias entre comarcas próximas que entre islas. Ocurre como con los microclimas.

Concepto de sí mismo

Domina la infravaloración. Se puede mostrar orgullo y vanidad por el paisaje y por las cosas de las islas, pero en el fondo hay un sentimiento de inferioridad, de considerar superior a los demás o de sentirse evaluado. Todo ello asociado a inseguridad y tensión emotiva sin canalización adecuada.

Expresión

El canario cree en su dificultad de expresión oral, al compararse con el peninsular. Esto hasta cierto punto es cierto, pues hay hábitos lingüísticos que acortan las frases, por ejemplo, con expresiones  como  «…y eso»,  verbos «comodines» como «aquellar», etc. Pero, ¿hay además dificultades de articulación? Es curioso que Marín y Cubas, en el siglo XVII, refiriéndose al lenguaje de los guanches dijese:

 «El lenguaje común de todos los isleños, es pronunciar hiriendo la lengua al paladar, a modo de tartajosos o impedidos de la lengua...».

Predomina en Canarias un sentimiento de infravaloración que repercute en una actitud desconsiderada y negativista hacia su propia realidad. P.H.

De todas maneras, también es cierto que cuando el aprendizaje es adecuado no se aprecian esas dificultades. También hay que indicar que hay más complejo de inferioridad respecto al habla canaria que realidad. Una gran dificultad detectada es la gran carga emocional y de ideas que no encuentran una salida apropiada, faltándole estrategias de alargamiento de frases, de pausas y de comodines que den tiempo a pensar lo que quiere expresar. También es cierto que al isleño le gusta ser conciso y no es amigo de muchas palabras o de «letra menuda».

La forma de hablar, por otro lado, es grave, sosegada y dulce... La abundancia de aumentativos y diminutivos en el lenguaje indican el carácter sumamente afectivo. El contenido del lenguaje suele tratar temas serios pero con un toque casi siempre de humor. No es un humor de metáforas e hipérboles como el andaluz, es un humor irónico, socarrón, indirecto, cariñoso...

Respecto a la acción, hay que reconocer que el canario en comparación con el peninsular es más lento, más calmoso, menos «vivo». De aquí viene lo de «aplatanao», que dicen los peninsulares. Esto tiene su lado positivo, porque supone una cierta filosofía de la vida, tomándose las cosas con calma. El lado negativo está en el momento de considerar la eficacia o resultados prácticos.

Inclinaciones y peculiaridades

—La afición por lo dulce y, consecuentemente, la propensión a la diabetes.

—Cierta inclinación hedonista, sensual, placentera, cómoda, especialmente en la gente de la costa. Esto es explicable, físicamente, por el clima primaveral; económicamente, por un bienestar superior a la gente de la montaña; edu-cativamente, por la suave influencia materna.

Puritanismo en algunas costumbres y ausencia de blasfemias en el lenguaje, pero al mismo tiempo han existido, a otros niveles, costumbres licenciosas y desenfrenadas.

—Inclinación por la limpieza e higiene corporal.

Sensibilidad estética.

Reacciones afectivas

Alegre pero con un fondo melancólico.

Encendido, apasionado, aunque con aparente serenidad.

—La expresión es dulce y tierna. En muchos aspectos es un niño grande.

Actitudes hacia la realidad general

Escepticismo, duda, ausencia de dogmatismos...

—Capacidad de adaptación, de flexibilidad.

Falta de iniciativa para grandes empresas, debido a la cautela y a la dependencia.

Actitud receptiva de cuanto viene de fuera.

Actitud «cosmopolita» y de marginación periférica. Es decir, se admira lo de fuera, se centra la actividad y la preocupación por las islas mayores frente a las menores, por la capital frente a los pueblos, por los cascos urbanos de los pueblos frente a los barrios rurales. Alguien puede pensar que esto ocurre en todas partes, pero más ocurre en nuestras islas.

Reacción a la frustración

Se da en general una postura de tolerancia, de aguante, de resignación. Se trata de arreglar las cosas por las buenas. Domina el pacifismo.

Apenas aparecen caracteres agrios y agresivos. Lo que sí ocurre es que, muchas veces, más que tolerancia a la frustración, hay represión, metiéndose la agresividad hacia dentro. Esto provoca bien intrapunición, es decir, una agresividad dirigida hacia uno mismo, bien una agresividad solapada que da lugar, a su vez, a frecuentes criticas, ironías, burlas y hasta sadismo.

La agresividad almacenada con ese porte de serenidad y dulzura en cualquier ocasión suele explotar como un volcán muy peligroso.

Mecanismo de ajuste

Frente a las dificultades hay un gran recurso y es el humor. Pero existen otros mecanismos negativos, que producen sufrimiento o limitaciones, tales como la tendencia a expresar con dolores corporales los problemas psíquicos (somatizaciones); las frecuentes quejas silenciosas; la tendencia a preocuparse desmesuradamente de las posibles enfermedades o males físicos (hipocondriasis). También el uso de reiteraciones, repeticiones o salidas a destiempo.

Relación con el trabajo

En principio hay que decir que el canario es trabajador, a pesar de su apariencia sosegada. El testimonio está en la modificación de las propias islas. Lo que le ocurre al canario es que no le sobra viveza, rapidez, ligereza... Esto mismo le hace ser «dejado», poniendo los remedios tarde o poniéndolos «a medias» con falta de precisión o de mejor cuidado. En estos hechos es donde más suele comparársele al peninsular, pues éste parece andar más despierto, más pendiente, más interesado. Aunque también es cierto que a los ojos del canario, el comportamiento de muchos peninsulares es considerado negativamente, pues se les caricaturiza como rivales, acaparadores, cuentistas, intrusos, etc.

Relación social

El canario es trabajador, a pesar de su apariencia sosegada. P.F.  

Fundamentalmente aparece el canario como una persona sencilla y humilde en la relación con los demás. La sociedad tiene mecanismos para ridiculizar a esos «echados pa’lan­te» y la popular expresión de «miraparayeso» es un buen ejemplo. De todas formas no es raro encontrar atisbos de exhibicionismo y narcisismo, aunque ingenuo e infantil.

Esta sencillez, que va unida a cierta ingenuidad, al señalado complejo de inferioridad y a la natural calma, es la que explica la reacción del ventero canario cuando no tiene en su comercio lo que pedimos. Suele lamentarse, considerando su comercio como inferior a otros e indicándonos dónde podemos encontrar lo que buscamos. Mientras que el comerciante no canario rápidamente trata de vendernos otra cosa o asegurarnos que en pocos días tendrá allí la mercancía solicitada.

Otro de los aspectos de la relación con los demás es el recelo o «zorrería» que no es sino un mecanismo de defensa contra su propia ingenuidad. Defendiéndose así de la explotación de siglos.

Generalmente se suele ser comedido y prudente en la relación con los otros. A los forasteros se les acoge bien pero se les analiza previamente a fondo. Hay una gran capacidad de intuición o de perspicacia psicológica por parte del canario, producto de la relación social.

El «choteo» o el humor domina en la relación con los demás. Hay un gran interés por las personas y por la comunicación social. El ser cariñoso es uno de los rasgos más distintivos del espíritu canario.

Sin embargo existen aparentes contradicciones, pues al tiempo que se dan colaboraciones intensas a niveles de grupos reducidos, existe cierto aislacionismo, cierto individualismo, tirando cada uno para su lado. Todavía esto se hace más patente en la falta de conciencia como pueblo.

NOTAS DEL AUTOR: BALANCE EVOLUTIVO

Diez años después

   En la  quinta edición, en 1986, unos  diez años después en que fue escrita esta semblanza del canario, escribíamos: Estamos cada vez más de acuerdo con los rasgos principales con que caracterizamos entonces la personalidad del canario que dejamos tal cual en esta edición, reafirmando que la personalidad canaria, al definirla en contraposición a la de otros pueblos, quedan subrayados los siguientes aspectos:

Bajo autoconcepto (sentimiento de inferioridad), junto a ciertas muestras narcisistas.

Baja motivación de logro: no estimulado por conseguir, destacar o obtener poder.

Baja rigidez o alta flexibilidad mental, mostrándose tolerante.

Tendencia a la intrapunición, es decir, a desplazar la agresividad hacia dentro o hacia los más próximos, aunque tienda a manifestar explosiones inesperadas.

Baja autoexigencia, precisión y escrupulosidad en la realización de las tareas, aunque lleve a cabo lo esencial.

Interés por las personas y relaciones sociales a pesar de tender a la introversión y descuido del formalismo social.

Sentido del humor basado en las bromas personales, aunque lleva una cierta carga sádica.

—Tendencia a ser gran observador del comportamiento humano e hipercrítico de la realidad social.

—Propensión a ser crédulo e ingenuo, aunque algunas veces reacciona con suspicacia, de forma desproporcionada.

Reacciones calmosas, laboriosidad sosegada, resignación y, al mismo tiempo, hedonismo.

En la actualidad

Tenermos que ratificar, una vez más, lo dicho anteriormente, sabiendo que muchos de estos aspectos los hemos podido verificar a través de diferentes investigaciones, tal y como se indica en la introducción y bibliografía de este trabajo (Hernández, 1987; Alemán, 1984; Rodríguez, 1990, 1992 y 1994.)

En estas investigaciones, lo que más hay que destacar es que, además de confirmarse el perfil general trazado, se observa una diferencia notable entre la volaración individual que los canarios suelen hacer de sí mismos (bajo autoconcepto, insatisfacción, desajuste emocional, etc.) y la valoración colectiva que canarios o no hacen sobre los canarios en general. En este caso, se destaca la alegría, cariño, humor, timidez, sinceridad, sencillez, tranquilidad, tolerancia, flexibilidad y capacidad de trabajo. Sin embargo, los no canarios, extranjeros o peninsulares, añaden la fatla de iniciativa, de motivación de logro, de aspiración hacia los puestos directivos, de precisión en el quehacer; así como cierta suspicacia.

Hace notar que muchos aspectos se van modificando, favorablemente, con el desarrollo económico y con el cruce cultural. Por ejemplo, hoy día, el canario va siendo más seguro de sí mimo, más decidido, más organizado y más operativo, en general.

El propio complejo histórico de inferioridad de los canarios supone consecuencias muy negativas respecto a la consecución de trabajo o al rendimiento, en general. Lo que sí es cierto es que la falta de canalización emocional, de motivación de logro y habildiad sociales, no lo ayudan a tener toda la seguridad y eficacia que los canarios puedieran mostrar.

A pesar de la creciente competitividad, el canario sigue estando más interesado por la motivación asociativa y por la amistad, que por la motivación de logros. E.R.
  8/8