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  3. CONQUISTA DE LAS ISLAS ORIENTALES    
 
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Juan de Bethencourt, primer conquistador de Canarias

DATOS DE ENMARQUE: Juan de Bethencourt, el primer conquistador de Canarias, era normando. Normandía es una región del norte de Francia, en torno al Sena marítimo, invadida al inicio de la Edad Media por hombres nórdicos (nord-man=hombre del norte) con hábitos feudales. Bethencourt obtiene el derecho de conquista de Enrique III, llamado el Doliente, rey de Castilla, a principios del siglo XV, a quien lo sucede su hijo Juan II (1406) y a éste, Enrique IV, el Impotente (1454), y a éste último, su hermanastra Isabel I, la Católica (1474).

Cerca de un siglo duró la Conquista del Archipiélago Canario (1402‑1496). Esta extraña lentitud se debe a varios factores:

  • La fuerte resistencia que ofrecieron algunas islas.
  • La falta de medios económicos por parte de los conquistadores.
  • Las islas no eran tan ricas como muchos europeos suponían y ante esta evidencia bajaba mucho el afán conquistador.

La Conquista de Canarias puede dividirse en dos fases: una primera parte, realizada por Juan de Bethencourt, que somete las islas de Lanzarote, Fuerteventura y el Hierro y una segunda, bajo el reinado de los Reyes Católicos, con la conquista de Gran Canaria, La Palma y Tenerife.


JUAN DE BETHENCOURT, PRIMER CONQUISTADOR Y SEÑOR DE CANARIAS

Juan de Bethencourt era un caballero normando, cuya vida transcurrió entre los años de 1362 y 1425, dueño de varios señoríos, de carácter aventurero, concibió la idea de conquistar las Islas Canarias. Para ello, empieza por obtener el derecho de conquista, favor que logra de Enrique lIl de Castilla (1390‑1406), en cuya Corte real tenía importantes influencias. La conquista normanda se hará, pues, bajo el patrocinio de la Corona de Castilla.

EXPEDICIÓN Y CONQUISTA DE LANZAROTE

Bethencourt, con fondos propios y con otros ajenos, que pudo recabar, consigue armar varias embarcaciones.

Juan de Bethencourt, iniciador de la conquista de Canarias.

La tripulación la formaban unos doscientos cincuenta hombres, pero a lo largo del viaje se redujeron a menos de la mitad. Entre los que lo acompañaban en la expedición, destacan, su compañero Gadifer de la Salle y los frailes Bontier y Le Verrier, cronistas de la Conquista. Como es de suponer, la mayor parte de la expedición era franconormanda. Partieron de La Rochelle, allá por el año 1402, y después de tocar los puertos de La Coruña y Cádiz, arribaron al islote de Alegranza; luego, días más tarde, pasarían a Lanzarote.

En esta isla los expedicionarios franconormandos entraron sin encontrar resistencia  y el mismo rey de Lanzarote, Guadarfía, ofreció a Bethencourt sus servicios y respetos. Lanzarote, pues, quedaba bajo la protección y amparo de su señor Jean de Bethencourt. El campamento se asentaría, más tarde, en la playa de Las Coloradas o Rubicón, donde quedaría estable­cida también la Diócesis Rubicense.

INCURSIONES A FUERTEVENTURA

Desde Lanzarote hicieron incursiones a la cercana isla de Fuerteventura, descubriendo que la comarca más rica y poblada era la de Río Palmas. También se apercibieron de que la conquista de la isla no se podía hacer sin nuevos refuerzos, por lo que Bethencourt regresó a Castilla y dejó el destacamento al mando de su socio Gadifer de la Salle, con base en el Castillo de Rubicón (Lanzarote).

Durante su mandato interino, Gadifer de la Salle tuvo que hacer frente a graves dificultades, entre ellas la falta de víveres. Así, cuando se hallaba en el islote de Lobos, a la captura de lobos marinos, uno de sus hombres, que se había quedado en el Rubicón, encabezó una sublevación. Después de robar víveres, apresar lanzaroteños para su venta y cometer otras fechorías, el tal Bertín de Berneval, que así se llamaba el cabecilla, embarcó en una nave pirata que había llegado allí, fugándose a Europa. A causa de esta insurrección, los lanzaroteños se rebelaron también contra el poder normando. Sin embargo, no tardarían en aceptar la rendición y, posteriormente, las aguas bautismales.

Mucho más tarde, y llegados los auxilios que Bethencourt le prometió, Gadifer de la Salle realiza un periplo a través del Archipiélago. Toca en Gando y Maspalomas (Gran Canaria); costea la isla de El Hierro, donde no puede anclar; desembarca en La Gomera; y, finalmente, después de hacer la aguada en La Palma, regresa a su isla de partida, Lanzarote.

En el Islote de Lobos, nombre que le viene de los lobos marinos que vivían en sus costas, se encontraba Gadifer de La Salle cuando uno de sus hombres que se había quedado en Lanzarote encabezó una sublevación. (PTF)

CONQUISTA DE FUERTEVENTURA

La isla majorera, a lo largo de estos años, había sido convenientemente explorada y en las tierras de Val‑Tarajal se había levantado el castillo de Rico-Roque.

Cuando Bethencourt regresó de la corte (1404), con nuevas tropas y pertrechos, se propuso acabar con la resistencia de Fuerteventura. Para ello montó varias exploraciones de castigo, hostigando a los naturales majoreros hasta sus refugios más inaccesibles.

Viendo los reyes de Maxorata y Jandía, Guize y Ayoze, respectivamente, que era inútil toda lucha ante la superioridad de los normandos, decidieron rendirse y, junto con los suyos, recibir las aguas bautismales de manos de los frailes normandos.

En Val Tarajal se erigió una ermita en honor de Santa María de Betancuria.

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