"Un testimonio tan veraz como procedente del Padre Espinosa, destaca ya la importancia de esta zona desde el punto de vista de la ganader�a: "Durante el tiempo que la Virgen de Candelaria estuvo en la cueva del rey de G��mar, le fueron ofrendadas las m�s hermosas cabras de los reba�os, que alcanzaron el n�mero de seiscientas. Para apacentar este ganado, el rey se�al� el t�rmino de Igueste, y amenaz� con la pena de muerte al que se acercase a aquel reba�o, considerado casi como sagrado" (Espinosa, op. cit., VII, p�g. 30) (L�m. XXX, 4)".
"...M�s al sur del menceyato, la trashumancia permanente comienza a manifestarse con mayor vigor. Esta actividad puede decirse que se inicia en la misma costa de Candelaria para terminar en el l�mite sur del valle. No olvidemos que el suelo del valle de G��mar est� modificado por erupciones modernas, pero los mantos de lavas recientes no han alterado el aspecto que el valle presentaba en tiempos prehisp�nicos. As� como son modernos los malpa�ses que se extienden al sur de Arafo, los antiguos malpa�ses procedentes de viejas erupciones de la monta�a de G��mar, fueron campos de pastoreo, como ha demostrado la investigaci�n arqueol�gica de aquella zona y la tradici�n, conservada hasta nuestros d�as. Una alusi�n a esta seca y pobre tierra de pastores la encontramos, muy gr�ficamente expresada, en unos versos de Viana (op. cit., canto VI, p�g. 169); "despu�s en Chimisay, donde pastores, "se guros recog�an sus ganados", campo in�til, sin agua, hierbas, flores..." (L�m. XXXI, 1). El mismo autor a�ade que la cueva "era de ganaderos frecuentada". En la �poca de la aparici�n de la Virgen de Candelaria "aproximadamente un siglo antes de la conquista, es decir, a finales del XIV", el ganado repastaba disperso por toda aquella costa (Espinosa, idem, cap. II, p�g. 23). La presencia de reba�os en aquellos parajes costeros puede servirnos como dato para fijar con cierta aproximaci�n el mes en que la despu�s tan venerada imagen hizo su aparici�n. Si tanto ganado hab�a en la costa, tendr�a que ser entre febrero y abril, �poca en que est�n en su plenitud los pastos frescos de la costa".
Fuente: Diego Cuscoy. Los Guanches. Vida y Cultura del primitivo habitante de Tenerife. Publicado por el Mueso Arqueol�gico de Tenerife.
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