Se trataba de una especie de juicio a un monigote relleno de pinocha que se desarrollaba en la mañana de Pascua. Se celebraba en la Plaza mayor del pueblo, donde se recitaban versos alusivos a un hecho acaecido en el pueblo hasta que se dictaba la sentencia. El muñeco se ataba a un palo situado en uno de los laterales del recinto y una vez allí se le prendía fuego. (Fuente: Febe Fariña Pestano. Historia de Arafo)
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