San Agustín fue santo de la devoción de los Agustinos de La Laguna y su influencia sobre la población local pronto se hizo notar.
Hoy, su festividad recuerda un milagroso hecho ocurrido en 1751, cuando un temporal descombró el naciente ubicado en el Barranco de Añavingo, que un tiempo atras había quedado sepultado por un desprendimiento de tierras. Este hecho ocurri� días después de que los vecinos colocaran la imagen de San Agustín en dicho lugar.
De este modo, el pueblo arafero celebra una romería en su honor, desde su capilla situada en el Barranco de Añavingo hasta el casco urbano del municipio.
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