La estrecha relación de la cruz con el término municipal se puede constatar desde los albores del nacimiento del núcleo urbano que acaba consolidándose con la segregación político-administrativa definitiva del municipio con respecto al de La Orotava, a principios del siglo XIX. Se afirma que la cruz que acabó poniéndole el apellido al municipio fue la situada en un lateral de la fachada de la Casa de la Aduana. Junto a otras cruces que fueron apareciendo por diversos puntos de la ciudad en capillas, casas particulares o ermitas y que hacen un total de una treintena, fueron conformando un Vía Crucis. Es por ese motivo que en estas fechas son engalanadas con diversos recursos ornamentales que van desde una amplia variedad de flora autóctona hasta la originalidad hecha arte de la Cruz Verde de la calle Mequinez, que se decora con flores artificiales de gran realismo elaboradas a partir de espinas y escamas de pescado.
|