Gran Canaria tiene una pluviometría media de unos 300 mm anuales. Pero si ya estas lluvias son escasas, se aprovecha menos de un 25%, pues como la evapotranspiración es elevada y la pendiente de los barrancos muy pronunciada, se logra retener muy poca.
En números, se pierde por evapotranspiración hasta el 65% del total del agua de lluvia, unos 195 mm. De los 105 mm restantes que constituyen el 35%, 48 mm discurren por la superficie de la Isla en forma de escorrentía, y sólo 57 mm se infiltran. El problema es que de esos 57 mm que se infiltran, sólo una parte es recurso disponible, ya que el resto va directamente al mar en descargas subterráneas. Es decir, que de los 300 mm de precipitación media anual en la Isla, sólo es realmente aprovechable como reserva hídrica el 10 %, unos 30 mm aproximadamente.
Hay que tener en cuenta la permeabilidad de los suelos de la Isla. Por regla general, las formaciones geológicas son más permeables cuanto más recientes son. Por tanto, para considerar el comportamiento de las aguas subterráneas, tendremos en cuenta las dos mitades según la edad geológica. En la mitad suroeste afloran materiales más antiguos, por lo que es más impermeable; la mitad noreste, en cambio, es más permeable.
Existe en la Isla una red de drenaje natural formada por los barrancos, que se han ido formando por la acción erosiva de las aguas sobre la superficie. Por ellos discurre el agua de lluvia, por lo que el hombre ha tenido que buscar la manera de aprovechar esa agua para que no vaya al mar. Teniendo en cuenta la relativa impermeabilidad de sus suelos, Gran Canaria es la isla que mejores condiciones posee para el aprovechamiento de sus aguas superficiales. Por ello se han construido infraestructuras como presas, gavias y aljibes para su almacenamiento y la que se infiltra se ha extraído por medio de pozos y galerías. También se han construido miles de estanques en toda la isla que, bien recogen el agua directamente de la lluvia, como los estanques de barrial, o la recogen del almagre en los estanques en cueva.
En la actualidad existen en la isla 60 presas o embalses, con una capacidad total de almacenamiento de 76,8 hm³. De ellas, la presa de Soria es la de mayor capacidad, con 32,8 hm³. De la capacidad total, se aprovecha anualmente un 12%, según un estudio de los volúmenes embalsados realizado por el Servicio Hidráulico de Las Palmas. Todas las grandes presas se encuentran en la zona centro–oeste de la isla y algunas en el noreste, ya que son las zonas en las que más llueve. Las primeras son las que recogen más agua, ya que las cuencas de las que reciben aportes estas presas son mayores que las del norte. Las presas más importantes en cuanto a su capacidad son la de Soria, la de Chira, Parralillo, Siberio, Tirajana y Ayagaures.
En cuanto a los pozos, su utilización es más delicada que la de las presas, ya que, a medida que se explotan, se está vaciando el acuífero. Gran Canaria ha utilizado en los últimos veinte años casi la mitad de sus reservas. Con esta sobreexplotación no sólo descienden los niveles del acuífero, sino que empeora la calidad de las aguas, pues aumenta la salinización. Aunque hay más de 2000 pozos y unas 80 galerías, no se conoce exactamente el número de ellos que se encuentran actualmente en explotación, ni la cantidad de agua que se extrae. Estos datos son necesarios para conocer el nivel de explotación al que se puede someter el acuífero. Para que éste se encuentre en equilibrio, la cantidad de agua infiltrada debe ser igual a la suma de las salidas. La mayoría de estas infraestructuras se encuentran en la zona noreste de la Isla, siguiendo en su mayoría los cauces de los barrancos. Aunque en menor medida, también hay en la zona sur y oeste.
Se puede observar que la ubicación de las infraestructuras para captación de aguas, ya sean superficiales o subterráneas, depende de la permeabilidad del suelo. La mayoría de las presas se sitúan en la mitad suroeste (Paleocanaria, de materiales más antiguos) y la mayoría de los pozos y galerías, en la mitad noreste (Neocanaria, materiales más recientes).
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Debido al aumento poblacional en las últimas décadas y a la disminución del nivel del acuífero, se ha hecho necesario buscar métodos que garanticen el recurso agua. Estos métodos no naturales son las plantas desaladoras y potabilizadoras y las plantas depuradoras de aguas residuales. |
EDAR Las Burras. (MC) |
La desalación de agua de mar se ha convertido en una alternativa de futuro no sólo para Gran Canaria sino para toda España. Canarias es una región pionera en este sentido, ya que la primera planta desaladora se instaló en la isla de Lanzarote en 1964. Desde entonces, la tecnología ha avanzado mucho y se ha conseguido que los costes en la producción de agua sean rentables. Todos los procesos de desalación de aguas se pueden incluir en dos grandes grupos, según el método que utilizan:
Los sistemas de destilación, basados en calentar el agua y evaporarla, para en una segunda fase condensar de nuevo el vapor de agua.
Los sistemas de membranas, en el que se utilizan diferentes tipos de tensión o de presión a los lados de una membrana, que fuerza al agua a pasar a través de ella y a rechazar las sales.
Gran Canaria ha apostado por el funcionamiento de las plantas desaladoras para uso agrícola desde hace apenas una década, en la que se ha avanzado mucho. Existen unas 42 plantas desaladoras, con una capacidad actual de 251.800 m³ / día y una producción real de 62 hm³. Utilizan, principalmente, tres de los procedimientos que existen: ósmosis inversa, compresión de vapor y multietapa flash. De ellos, el más utilizado es el de ósmosis inversa, que pertenece al grupo de los sistemas de membranas.
En cuanto a las aguas residuales, también Gran Canaria es pionera en su reutilización para la agricultura. El agua depurada es una fuente complementaria que ayudará a equilibrar el balance hidrológico insular. Puede garantizar el riego de los cultivos en la época de mayor escasez. Por otro lado, supone un aporte de nutrientes que hace más competitivas las producciones. En Gran Canaria existen más de 40 Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR).
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