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 DATOS  DE ENMARQUE 
Los Reyes y  Gobiernos españoles en el siglo XIX: Carlos IV (1788). Un  año después de su coronación, surge en Francia la Revolución Francesa,  aboliendo la monarquía y proclamando la libertad e igualdad de los ciudadanos.  Carlos IV delega su poder en su ministro Godoy. Éste se alió con  los franceses (Tratado de San Ildefonso, 1796) y dio paso libre a las  tropas napoleónicas, provocando el Motín de Aranjuez, viéndose forzado el rey a  abdicar en su hijo Fernando VII (1808). El 2 de mayo de 1808, el  pueblo madrileño inicia la Guerra de la Independencia. José Bonaparte,  hermano de Napoleón, gobierna entre tanto (1808-1813). En ese período, en 1812,  se establecen las Cortes de Cádiz para una nueva Constitución, quedando  dividida la población entre constitucionalistas o liberales y absolutistas o tradicionales. A partir de entonces, gobierna Fernando  VII el Deseado (1813), de estilo absolutista, con el descontento de los  liberales y con la progresiva emancipación de los países americanos. Lo sucede  su hija Isabel II (1833). Se desarrollan las Guerras Carlistas y  aparecen nuevos partidos liberales, hasta que tiene lugar la Revolución y  Gobierno Provisional Serrano-Prim (1868), de tendencia liberal. Se erige  como rey constituyente Amadeo I de Saboya (1870). Pronto abdica y se  establece la Primera   República (1873). Ante la situación caótica,  vuelve la monarquía con Alfonso XII (1874). Al morir, se estableció la  regencia de María Cristina (1886), madre de Alfonso XIII (1902). 
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Durante el siglo XIX, Canarias vive  los vaivenes políticos que se dan en el Gobierno de España. La Guerra de la Independencia marca  el comienzo histórico del siglo XIX. En las Islas, la constante lucha entre las  fuerzas políticas liberales y conservadoras vendrá acompañada por la estéril  rivalidad entre Gran Canaria y Tenerife por hacerse con la capitalidad y  con la hegemonía del Archipiélago. 
La  Guerra de Independencia 
 La  distancia a la Península  y la lentitud de los transportes hacían que las noticias de los acontecimientos  políticos llegasen a las Islas con grandes retrasos  . 
  
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    José Bonaparte, hermano  de Napoleón, gobernó en España  entre  1808-1813. En este periodo se establecen las Cortes de Cádiz. ( www.fundaciondosdemayo.es)  | 
   
 
Casa‑Cagigal,  comandante general de Canarias, tenía noticias de los sucesos de la Península (invasión  napoleónica y levantamiento del pueblo de Madrid), pero quería esperar  instrucciones oficiales para obrar en consecuencia. Además, opinaba que en  aquellos momentos de incertidumbre era también la Audiencia la que  tenía que decidir. 
Esta fase  de titubeos por parte de Casa‑Cagigal fue aprovechada por su segundo en el  mando militar, el coronel O’Donnell, y otros liberales laguneros, para  acusarlo de afrancesado y obligarlo a convocar el Cabildo de Tenerife. De esta  forma se constituye la Junta   Suprema de Canarias, presidida por el Marqués de  Villanueva del Prado. 
Los demás  cabildos insulares se someten a los dictados de la Junta lagunera, enviando  representantes, pero el cabildo grancanario se niega a reconocer validez a la Suprema por no haberse  convocado a todos los cabildos y se constituye por su cuenta en Cabildo Permanente. 
En 1809,  enterada la Junta  de Sevilla de esta división interinsular, envía delegados para poner fin a  estas disensiones, cometido que consiguen al quedar disueltos ambos organismos,  el tinerfeño y el grancanario. 
  Tanto la Junta Suprema de La Laguna como el Cabildo de  Las Palmas dieron muestras de patriotismo, pero la forma de convocar la Junta Suprema dio  origen a la secular rivalidad interinsular. 
Durante la  guerra, Canarias envió algunos batallones para la lucha contra el invasor  francés, al mismo tiempo que un fuerte contingente de prisioneros franceses son  instalados en las islas (prisioneros de la batalla de Bailén). 
  
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    | La Junta Suprema, constituida en la ciudad de La  Laguna, asumió los poderes del Archipiélago, exceptuando Gran Canaria que  convocó su cabildo, ante los momento de incertidumbre que se vivían en España  con la Guerra de la Independencia.  (DL) | 
   
 
Las  Cortes de Cádiz y sus efectos en las Islas 
En 1812 se  aprueba la Constitución  de Cádiz, a cuyas sesiones acudieron los diputados por Canarias, Ruiz de  Padrón, Gordillo, Key Muñoz y Llarena, donde tuvieron una destacada actuación. 
En estas  Cortes se abordaron temas tan importantes para las Islas como la disolución  de los señoríos (desaparecen en 1837), el reparto de los terrenos  baldíos entre los campesinos, la no exclusión de los canarios de empleos  y cargos en el Archipiélago, etc. 
  
Pero el  hecho que acarrearía más polémica fue la creación de una provincia en  Canarias con capital en Santa Cruz de Tenerife, decisión parlamentaria que  encontró la más viva oposición en el diputado por Gran Canaria, que aspiraba a  lograr la capitalidad para su isla. 
Periodo de 1814‑1820 
  
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    | Durante el Reinado de Fernando VII, Tenerife recibe  un trato de favor, gracias a la influencia que su confesor, el  tinerfeño Bencomo, ejercía sobre el monarca. | 
   
 
Al regresar  a España Fernando VlI «El Deseado», instauró el absolutismo monárquico,  ignorando y persiguiendo todo lo que había salido de las Cortes de Cádiz, por  lo que las Islas vuelven a su antiguo estado político. En estos años Tenerife  recibe del rey un trato de favor, sin duda por la influencia que en él  ejercía su confesor, el tinerfeño Bencomo. Así, por medio de una Real Cédula de  1816, se fundó, en La Laguna,  la Universidad de San Fernando. Ésta estuvo compuesta por doce cátedras, desempeñadas por  isleños eruditos (una de Humanidades, dos de Teología, Tres de Filosofía y Seis  de Derecho Civil y Canónico). Luego, en 1819, se crea el Obispado de Tenerife, o Diócesis  Nivariense, pues hasta ese momento sólo existía la Diócesis Canariense, con sede en Las Palmas. 
  
El trienio liberal 
El triunfo  liberal de 1820 restablece la   Constitución de 1812; en consecuencia se produce una remoción  de personas en los cargos de la Diputación Provincial,  organismo creado en las Cortes de Cádiz, y de los Ayuntamientos insulares. 
Las Cortes  de 1823 confirman a Santa Cruz de Tenerife como capital de la provincia  canaria. La capitalidad recayó en esta población por varias razones: 
Aquí  residían los comandantes generales.  
Santa  Cruz era el centro de un importante grupo liberal, muy influyente en las  etapas constitucionales del siglo.  
Este  puerto se había erigido en puerto de depósito en el tráfico americano y  superaba ya a La Laguna  en población y actividad comercial.  
 
En este  trienio surgen: la figura del Jefe político de la provincia, luego  llamado gobernador civil, el intendente, que ha vuelto a nacer como  cargo separado de la comandancia general, y los propios comandantes, que  se limitan al ejercicio de las armas. 
También,  por estos años, se crean partidos judiciales en La Laguna, La Orotava, Icod, Granadilla,  Las Palmas, Telde, Guía, Los Llanos, Santa Cruz de La Palma y uno por cada isla  restante. 
En el  aspecto social aparecen en la vida pública canaria las sociedades masónicas de estilo liberal, con enorme influencia en los asuntos políticos isleños. Sus oponentes fueron las sociedades filómatas,  de tipo conservador. 
			
		
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 LAS  SOCIEDADES MASÓNICAS EN CANARIAS 
El concepto de masonería estuvo asociado con el de  misterio, con tramas e, incluso, con intencionalidades perniciosas. Sin  embargo, la base de sus ideales está en la libertad, la igualdad y la  fraternidad. Las sociedades masónicas se establecen en Canarias en 1816,  mostrando grandes influencias francesas. En 1817, en la recién inaugurada  Universidad de San Fernando, se crea un círculo de debate. En 1823 se clausura la Universidad, pero este  cierre no acaba con tal movimiento, ya que su ideología se seguiría difundiendo  mediante folletos. La nueva apertura de la Universidad en 1825  permite a los estudiantes crear El  Zurriago, periódico clandestino con el que se atacará fuertemente a los  personajes e instituciones de la época. 
Será a partir de  1870 cuando la masonería se establezca con ciertos criterios organizativos a  través de tres logias: la Teidenúmero 53 y Fe masónica número 91, en Santa Cruz de Tenerife, y la Afortunada número 36, en Las Palmas de Gran Canaria. 
              
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                | Frontispicio del antiguo templo masónico en la  calle San Lucas de Santa Cruz de Tenerife. (JD) | 
               
             
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            Periodo de 1823‑1832 
Se  restablece el absolutismo fernandino y el antiguo régimen político. Se producen  en las Islas depuraciones («purificaciones») en los cargos públicos. Pasa por  la comandancia general el grancanario Francisco Tomás Morales, que, al  igual que el tinerfeño Domingo Monteverde, había mandado un ejército  para sofocar los levantamientos independentistas de las ya ex-colonias  americanas. 
Reinado isabelino 
Durante el  reinado de Isabel II, en las Islas, se asiste a una lucha más enconada entre Tenerife y Gran Canaria, pues en 1833 salía un decreto que declaraba a  Santa Cruz como capital de la provincia. A partir de este momento, Gran  Canaria opta por la división provincial y abandona sus sueños por la  capitalidad. 
  
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    Durante el Reinado de Isabel II, en 1833,  se produce la división provincial del  Archipiélago.  | 
   
 
Hacia 1836,  con motivo de las elecciones a Cortes, brotan pequeños grupos revolucionarios  que tratan de alterar el orden en la calle. Por estos años las opiniones  ideológicas habían cristalizado en organizaciones políticas  , aunque sin  llegar a lo que hoy conocemos por partidos políticos. 
En 1852, un  real decreto dividió la provincia en dos distritos económicos y  administrativos, uno en Santa Cruz y otro en Las Palmas, si bien la capital  de la provincia continuaba en la ciudad tinerfeña. Esta división duró hasta  1854 en que la provincia volvió a reunirse en una sola administración  . 
En el mismo  año de 1852 ocupaba la Presidencia del Gobierno, Bravo Murillo, que  decretó la importante Ley de Puertos Francos  . 
  
Las Islas  en esta segunda mitad de siglo, son escogidas como lugar de deportación de personas que al Gobierno Central interesaba alejar de la Península. 
La Gloriosa: etapa revolucionaria 
En 1868 un  grupo de generales pone fin a la monarquía de Isabel II y se forma un gobierno  provisional que nombra gobernador civil de Canarias a Camilo Benítez, quien  reprimió duramente al partido republicano de las Islas. Al proclamarse la República en 1873 este  gobernador cesa y es despedido en Santa Cruz con una descomunal silba. 
Durante la República, ocupa el  Gobierno Civil Miguel Villalba Hervás y el subgobierno de Las Palmas José María Pulido. Los diputados a Cortes se comprometieron bajo la tutela del canario  Nicolás Estévanez, Ministro de la Guerra, a crear dos  Subestados o cantones en Canarias, proyecto que no llegó a cuajar. 
			
		
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 NICOLÁS  ESTÉVANEZ Y MURPHY 
Nicolás Estévanez y  Murphy nació en Las Palmas de Gran  Canaria hacia el año de 1838, aunque su residencia habitual la tenía en  Santa Cruz de Tenerife. Como militar participó en la Guerra de África (1859-60)  donde consiguió la Cruz   Laureada de San Fernando. 
En 1873, durante la Primera República,  es nombrado Gobernador Civil de Madrid y, poco después, Ministro de la Guerra.   Con la disolución de la República, Estévanez se  exilió voluntariamente, primero en Portugal y después en París, donde murió  en 1914. 
Nicolás Estévanez  destacó por su acendrado espíritu liberal  y republicano. Fue un incansable viajero y manifestó siempre un sentido  amor a sus Islas Canarias, a las que añoraba. Su concepto de patria isleña era  más amplio que una isla en particular. Quería una Canarias autónoma dentro de  una república federal ibérica, identificándose con las ideas federalistas del  catalán Pi y Margall. Rechazaba el insularismo y el propio pleito insular.  Pretendía crear dos subastados o cantones en Canarias, proyecto que no llegó a  cuajar. 
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La restauración borbónica 
Con la restauración  de la dinastía borbónica en la persona de Alfonso Xll, la gobernación de las  Islas pasa a ser ocupada por el tinerfeño Vicente Clavijo, que prohibió  toda manifestación político‑cultural. Es la época en que ocupa la comandancia  el General Weyler, artífice de los palacios militares de Santa Cruz de  Tenerife y Las Palmas. Durante su mando las Islas se unieron a la Península por cable telegráfico. 
  
En este  último tercio de siglo, destaca la personalidad política de Fernando León y  Castillo, que ocupó la cartera de Ultramar con el Duque de la Torre como presidente del  Gobierno. 
León y  Castillo creó su propio partido en Canarias y Pérez Zamora, en Tenerife, siguió  sus mismos postulados políticos. El político grancanario impulsó la  construcción de un puerto de refugio en el Puerto  de la Luz, que llegó a ser el primero en tráfico de buques, suponiendo un factor decisivo  para el desarrollo de Gran Canaria. 
			
		
		
  
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    | Fernando León y Castillo. Personaje relevante de de  la política canaria durante la Restauración Borbónica. (FEDAC/Cabildo de Gran  Canaria) | 
   
 
FERNANDO  LEÓN Y CASTILLO 
Fernando León y  Castillo, I Marqués de Muni, nació en Telde. Diputado por Guía, participó  activamente en la política nacional durante gran parte del período de la Restauración. Desempeñó  la cartera del Ministerio de Ultramar en el gabinete formado por el Duque de la Torre. Posteriormente  ocupó otros cargos, como el de embajador de España en París y de senador en el  Parlamento español. 
León y Castillo,  hombre muy influyente en el Madrid de su tiempo, trató siempre de engrandecer a  su isla natal. Entre sus logros más notables cabe señalar la construcción del  Puerto de La Luz  (1881), conseguir que los barcos-correo hicieran escala en él y la creación de  un lazareto en Gando. 
Por lo demás, fiel  a la costumbre de su época, repartía los cargos públicos en las Islas entre  familiares y miembros de su camarilla política. Murió en 1918. 
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