| En una tierra y un tiempo en donde no  existían las comodidades de ahora, el  medio natural proporcionaba los recursos necesarios para sobrevivir a los  habitantes, los cuales sabían identificar las plantas, maderas o suelos más  idóneos a fin de obtener el mejor beneficio. El uso de la vegetación para  paliar enfermedades o para la propia alimentación era un componente más dentro  del aprovechamiento vernáculo del espacio. No obstante, a día de  hoy ha desaparecido una buena parte de estos usos antiguos, aunque tanto  ancianos como curanderos u otras personas siguen empleando estos remedios y  costumbres tradicionales, que se han ido trasmitiendo a lo largo de los años.  Así por ejemplo, dentro de la medicina popular realejera muchas plantas frías como la Acedera, la  Cerraja, la Verdolaga se utilizan para paliar la fiebre. Igualmente estos  remedios, también venía acompañado de algunos consejos como que “la cabeza debe estar fresca y despejada”.  Asimismo, se tenía por costumbre colocar envolturas de toallas mojadas sobre el  bajo vientre, pues de esta manera se “echaba  el calor fuera” y la fiebre se disipa. Del mismo modo, la costumbre popular  de arropar bien al enfermo, con una botella de agua caliente rodeada de un paño  embebido de vinagre debajo de los pies, es también muy apropiada para sudar, en  caso de fiebres altas. 
        
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          | 11.2. Las hojas del laurel era muy socorridas para estimular el apetito o  aportar sabor a las comidas. (www.floradecanarias.com) |  Por otro parte, para  rescatar algunos otros usos pretéritos cabe destacar que la madera de muchas plantas era muy utilizada para  labores domésticas o incluso curativas. La madera del brezo se aplicaba  principalmente para construcciones de reducido tamaño como cuartos de aperos,  mientras que el laurel -casi extinto  en el municipio debido a la roturación del Monteverde en los siglo XV y XVI durante  las primeras etapas  del desarrollo agrícola- era requerido porque sus  hojas daban sabor a los  platos, estimulaban el apetito, el aparato digestivo, y hacía frente a  flatulencias y dolores cólicos intestinales. Por otra parte, el castaño también tuvo un uso importante  en la Comarca  de la Orotava. Su madera es dura pero  ligera, resistente y de gran durabilidad, por lo que, a pesar de que no es  buena como leña, fue muy apreciada en la construcción de muebles finos,  ebanistería y carpintería en general. Especial mención merece su empleo en la  fabricación de barricas y toneles, siendo casi tan apreciada como la madera del  roble, especie emparentada con el castaño. Las  varas de castaño también se usan para confeccionar cestos y otros productos  artesanales. Esta actividad tuvo una gran importancia económica en el mundo  rural canario hasta la primera mitad del siglo XX. 
        
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          | 11.3. El Castaño (Castanea sativa). Pese a no ser un árbol propio de Canarias,  ha tenido una cierta importancia dentro del archipiélago por las  características de su madera y el valor de sus frutos. (Floradecanarias) |  Sus frutos, las famosas castañas, poseen un alto  contenido en hidratos de carbono, grasas, proteínas y sales minerales. Maduran  en el otoño, estación en la que el olor dulzón a castañas asadas impregna el  aire frío y húmedo de muchas ciudades y pueblos. En tiempos pasados, las castañas jugaron un importante papel en  épocas de hambruna y aún a día de hoy (especialmente si están asadas) siguen  siendo un alimento requerido en otoño, pues aún forman parte de algunos platos  como potajes, dulces o confituras. Dentro de la  medicina popular, la infusión  de las hojas se emplea por sus propiedades expectorantes, antitusígenas,  astringentes, antidiarreicas, antipiréticas y antirreumáticas. Incluso llegó a  ser utilizada para tratar la tos ferina. |